El candidato que pidió que no se cansarán de él

Llevaba ocho años al frente de la alcaldía y decidió volver a presentarse de candidato para repetir otro cuatro años más en el cargo. Era el último día de campaña y el partido decidió echar el resto. Se contrató a Los del Río, que innovaron en la letra de la conocida canción que este dúo le ha dedicado a Sevilla. El emocionado estribillo empezaba así: "El PP tiene un color especiaaaaal, el PP sigue teniendo su duende, el PP sigue oliendo a sal, le gusta estar con su gente". Y en eso salió el candidato, José María Álvarez del Manzano, aspirante a la reelección de Madrid, a realizar una de las promesas más insólitas que se ha hecho nunca en una campaña electoral: "Que los jóvenes de Madrid se busquen novio o novia, que en eso no podemos ayudarles, que yo pongo los pisos".

Sucedió en junio de 1999 y Álvarez del Manzano ante la sonora ovación del público por tan peculiar promesa, se animó a lanzar a los más jóvenes una petición: "Pido a los madrileños que no se cansen de mi". Sostenía Pedro Aparicio, el que fuera alcalde de Málaga, - lamentablemente, ya fallecido- que era muy difícil echar a un primer edil del sillón municipal en unas elecciones. A un alcalde casi nunca se le ganaba en las urnas, es normalmente el primer edil quien las pierde, repetía siempre. El propio Aparicio sintió un día, en un acto público, que un buen número de malagueños se habían cansado de él y trasladó a su partido su decisión de no volver a optar a la reelección, a pesar de que muchos siguen sosteniendo que con su presencia el PSOE no se hubiera llevado el batacazo que sufrió en las municipales siguientes.

Con Celia Villalobos no hubo tiempo de saber si los malagueños llegaron o no a cansarse de ella. Estuvo un mandato y se fue de ministra a mitad de la siguiente legislatura. Estoy hablando de su etapa al frente de la alcaldía de Málaga, ya que como diputada nunca se ha ido. Lleva encabezando la lista al Congreso del PP por la provincia de Málaga desde que existe la provincia de Málaga y no está claro, como ocurre con el huevo y la gallina, que será antes: que Celia Villalobos se canse un día del Congreso o que los malagueños nos cansemos ya de que esté en el Congreso. Esta semana ha ganado muchos puntos para que ocurra lo segundo.

Francisco de la Torre, el, otra vez, aspirante a la alcaldía de Málaga por el Partido Popular, ha fijado su fecha de caducidad en la Casona del Parque al cansancio de los malagueños. De hecho, durante meses, cada vez que se le preguntaba si iba a optar en 2015 de nuevo a la reelección respondía con la misma frase. Algo así como que intentaría captar el sentir de los ciudadanos antes de tomar la decisión. A tenor de aquella respuesta de entonces, parece obvio que De la Torre debe sentirse apoyado cuando pasea por la calle. No se conoce que haya dudado en momento alguno sobre su decisión de repetir. Es más, cuando vio que las encuestas ponían en cuestión su mayoría absoluta salió huyendo del Senado para que no quedara calle, callejuela, plaza, mercado o centro de mayores, de menores, o de medianos que no visite antes de mayo. Cuando hablo de visitas, me refiero a ir, como mínimo, dos veces al mismo sitio. La primera para conocer a la gente, la segunda para saludar a cada uno por su nombre.

La historia democrática de la alcaldía de Málaga está conformada por dos alcaldes -Aparicio y Villalobos- que se fueron sin perder unas elecciones municipales y de otro primer edil que aspira a mantenerse en el cargo repitiendo una tercera victoria. Igual, para intentar abandonar un día la Casona del Parque sin el sabor amargo de una derrota. Hay quienes sostienen que a De la Torre le empiezan a pesar ya más los años que las legislaturas y que terminará cansándose él antes que los malagueños, pero eso pertenece únicamente al capítulo de maldades sin base científica alguna.

Quizás a De la Torre le haga falta una canción versionada como la que Los del Río le compusieron a Manzano, para incluir este año una banda sonora en su campaña. Mejor que no sea una innovación de la de Sevilla y su color especial, que aquí somos muy nuestros con las cosas de la capital andaluza, pero una canción digo -la que sea-, para animar el ambiente. Y que con ella de fondo, en el mitin de cierre de campaña, salga De la Torre al atril y le espete a los ciudadanos: "Pido a los malagueños que no se cansen de mi". E inmediatamente se deje de anunciar más museos o más proyectos para embovedar el Guadalmedina y prometa, de una vez, ponerles un piso a todos los novios y las novias de Málaga.

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