El día de Susana Díaz en el Día de Andalucía



Susana DÍAZ ha tenido este año el detalle de posponer los festejos del PSOE por el Día de Andalucía a que hubiese transcurrido el Día de Andalucía. El asunto no es baladí, ya que, en algún momento, se corría el riesgo de que el debate interno del PSOE y las aspiraciones de la presidenta de la Junta en su carrera hacia Madrid dejaran en un segundo plano los festejos por el día de la comunidad autónoma. Afortunadamente no fue así y hubo dos actos distintos. El primero, este pasado martes 28-F.En él, la Junta entregó los nombramientos de Hijos Predilectos de la comunidad y las medallas de Andalucía a un grupo de personas e instituciones en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. El segundo fue ayer, 4 de marzo. En este otro, los socialistas andaluces se repartieron entre ellos las medallas por lo bien que lo han hecho casi todo durante estos años y festejaron el previsible alumbramiento de su candidata predilecta a la secretaría general del PSOE. En el caso del 28-F, allí mismo recogieron sus medallas los protagonistas. En el de ayer, Susana Díaz volvió a salir del cónclave sin fijar la fecha en la que intentará recoger la suya. 

Si no llega a ser porque insistieron mucho en que estaban festejando el día de Andalucía, cualquiera hubiera podido creer que los socialistas celebraron ayer el día de Susana Díaz. Y si no llega a ser porque la presidenta de la Junta siguió sin anunciar su intención de aspirar a la secretaria general del PSOE, cualquiera hubiera podido creer que se estaba celebrando un homenaje de despedida. Alguien podría restarle importante a los festejos y advertir que en el PSOE andaluz han sido siempre muy rumbosos a la hora de elogiar a su líder. Y tendría razón. En darle bola a Susana Díaz el socialismo andaluz no ha escatimado nunca ni medios ni halagos. Y eso lleva ocurriendo desde que José Antonio Griñán anunció que no iba a repetir y que tenía sustituta para el puesto. A los cinco minutos, había tortas entre los secretarios provinciales por ser el primer en darle su apoyo. Y no digo nada cuando se anunciaron las primarias a la secretaria general del PSOE en Andalucía. Empezaron a recoger avales para Díaz y no quedaron suficientes para que los otros aspirantes pudieran, al menos, presentarse. En el acto de ayer ocurrió lo mismo. Estaba hasta el apuntador. 

No hay que minusvalorar la capacidad que tiene el cabreo para movilizar a las personas
Susana Díaz quiere liderar al PSOE en España. Y el PSOE en Andalucía está por la labor de que lo haga. Hace tiempo que no existe duda alguna de ello, pero así son las cosas en política: a los líderes les gustan que los aclamen constantemente. No hay mayor halago que un coro de miles de personas gritándole a uno lo que uno quiere escuchar. Ayer volvimos a confirmar que la candidatura de la presidenta de la Junta al liderazgo socialista es blanca y en botella, pero falta que diga de una vez por todas que se trata de leche. Mientras eso ocurre, asistimos a una exhibición tras otra de liderazgo de una aspirante que, oficialmente, todavía no aspira a nada. 

Dicen que la presidenta de la Junta está recibiendo múltiples presiones para que adelante su decisión. Son los mismos que dicen que ella está convencida de que debe aguantar hasta el final. De momento, la estrategia no le está saliendo mal. Al primer dirigente que anunció su disposición a entrar en la batalla por liderar al PSOE, ya le sobran días de campaña. En las últimas semanas, la mayor preocupación de Patxi López es negar que tenga intención de retirar su candidatura. Y tener que reafirmarse en ello constantemente es cualquier cosa menos un argumento para disputar una victoria. 


Por el contrario, la resistencia de Díaz a anunciar su candidatura está haciendo menos mella de la que esperaba en Pedro Sánchez. Lejos de ir diluyéndose, el destituido secretario general del PSOE está logrando mantener una red de apoyos entre la militancia, cuyo traslado a votos resulta todavía difícil de cuantificar pero aparenta numeroso en sus actos. El principal mérito de Sánchez es haber logrado sacar de su letargo a militantes socialistas que hace años dejaron de aparecer por la sede del partido y se fueron a sus casas a despotricar sobre la deriva de esta formación política y su pérdida de un discurso de izquierdas. Entre ellos, un buen número de cabreados por las formas en las que se llevó a cabo su destitución, la posterior abstención para la investidura de Rajoy y el intento de los barones de seguir manteniendo el control del partido. Nunca hay que minusvalorar la capacidad que tiene el cabreo para movilizar a las personas. 

Escuché una vez a un dirigente decir que las bases del PSOE tienen gotas de sangre ácrata. Por eso, a veces, son impredecibles cuando votan ante una cabina en secreto. Le pasó a esta formación política cuando Borrel se enfrentó Almunia en unas primarias y las ganó en contra de las directrices de los barones. Y volvió a pasar en el 35% Congreso Federal del PSOE cuando el aparato quiso imponer a José Bono al frente de la secretaria general y se les coló un diputado de provincias llamado José Luis Rodríguez Zapatero. 

Aunque casi nadie duda de que, al final, se impondrá Susana Díaz, el único resquemor en los festejos de ayer sigue siendo el desconocimiento sobre el nivel de sangre ácrata que corre por las venas de una parte importante de la militancia. Y por eso hay dudas sobre si los faustos del día de Susana Díaz con motivo del Día de Andalucía le benefician ahora mismo o le perjudican a la candidata predilecta que todavía no es candidata. 

Publicado en Málaga Hoy. Con ilustración de Daniel Rosell. 

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