Moreno Bonilla y los avales de Susana Díaz
En la pugna abierta entre varios candidatos para hacerse con el control del PP en distintas provinciales andaluzas, Juan Manuel Moreno Bonilla ha decidido mantener una postura de neutralidad activa entre los aspirantes de su partido y mojarse abiertamente por una candidatura distinta: la de Susana Díaz a la Secretaría General del PSOE. Puestos a elegir lo mejor para su futuro, ni uno solo de los candidatos para dirigir al PP ya sea en Sevilla, Jaén, Granada o incluso Córdoba le provoca tanto entusiasmo como la posibilidad de que la presidenta de la Junta coja los bártulos y se marche a Madrid. Entre tener al PP sevillano en contra o tener de contraria a Díaz en unas elecciones autonómicas, no hay color. Y si en su mano estuviera la decisión de optar por una cosa u otra, Zoido y Cospedal se podrían quedar con la organización del PP en Sevilla enterita para ellos, si la marcha de Díaz le sitúa más cerca de la presidencia de la Junta.
Moreno Bonilla está tan pendiente de las primarias
socialistas que nadie debería descartar que, junto a la campaña de
firmas en contra del impuesto de Sucesiones, inicie otra para avalar la
candidatura de Susana Díaz al liderazgo del PSOE. Con tanto interés
sobre el futuro de la presidenta de la Junta, se ha olvidado de lo que
está ocurriendo en su partido. Y ahora mismo se le acumulan los líos en
varias provincias. Desde su llegada no ha sido capaz de resolver las
batallas internas en el PP de Sevilla. Allí se mantiene una guerra sin
soterrar por el control del partido donde están todas las corrientes
enfrentadas menos la suya, que es ninguna. A lo que hay que sumar los
enfrentamientos que se le han abierto en Granada tras la crisis
institucional en el ayuntamiento. En esta provincia hay tortazos, y no
estoy hablando de forma metafórica, por liderar el PP. Y luego está la
situación de Jaén y Córdoba, donde el régimen de incompatibilidades
impide volver a presentarse a los dos actuales presidentes provinciales,
José Enrique Fernández de Moya y José Antonio Nieto, ambos con cargos
en el organigrama de la Administración del Estado y revueltos por no
poder repetir.
Siguiendo la teoría de Rajoy, Moreno Bonilla ha decidido
alejarse de estos problemas mundanos y dedicarse a cuestiones mayores. O
sea, a hacer todo lo que esté en su mano por adelantar la despedida de
Susana Díaz. "Si finalmente es elegida secretaria general del PSOE le va
a ser imposible compatibilizar los dos cargos", insiste por activa y
por pasiva. Como es obvio, Moreno Bonilla aboga por que Díaz abandone la
presidencia de la Junta y no sus aspiraciones a liderar el PSOE. Y para
ello tiene una peculiar visión del régimen de incompatibilidades. Según
su particular vara de medir la realidad, para Susana Díaz es imposible
asumir "dos responsabilidades de esta naturaleza", algo que sí ve
posible para María Dolores de Cospedal, que simultánea el Ministerio de
Defensa, en horaria de mañana y tarde, y la presidencia del PP en
Castilla-La Mancha, en horario de fines de semana. Ya saben ustedes que
eso de un militante un cargo fue una idea de Javier Arenas para el que
el propio Javier Arenas encontraba siempre una excepción a la regla. La
primera, la suya.
Lo de Moreno Bonilla con Susana Díaz es parecido a lo
que le ocurría a Arenas con Manuel Chaves, que parte de su existencia
política se la debía el uno al otro. Chaves se hacía mejor presidente
tras las críticas de Arenas. Y este último hizo de sus enfrentamientos
con el primero el núcleo de toda su artillería política durante años. El
día que Arenas ganó las elecciones en Andalucía sin los diputados
suficientes para aspirar a presidir la Junta, decidió marcharse. No le
quedaba vínculo alguno con la política andaluza tras la renuncia de
Chaves, que se había ido, meses antes, de ministro del Gobierno de
Zapatero.
Ése es el riesgo que corre Moreno Bonilla con la
posible marcha de Susana Díaz. Está convencido de que sin ella de
candidata, sus posibilidades de lograr una victoria que le permita
gobernar en Andalucía aumentan. Pero también es verdad que perderlas,
sin ella de candidata, sería su tumba política en esta comunidad
autónoma. Para Arenas fue cómodo durante muchos años mantener un férreo
control del PP en Andalucía y el liderazgo de la oposición. Hay enemigos
íntimos suyos que sostienen que siempre consideró que vivía mejor en la
oposición que de presidente de la Junta. Para Moreno Bonilla no sería
fácil un horizonte similar. Tras varios años como máximo responsable del
PP en Andalucía, ni controla parte sustancial del aparato de su partido
en varias provincias, ni ha sido capaz de hacerse con el liderazgo de
la oposición en la cámara autonómica. Perder otras elecciones sin Díaz
de contrincante sería una catapulta para salir disparado de esta
comunidad autónoma.
Claro que si las primarias del PSOE, además de a los
militantes, estuvieran abiertas a los contrincantes, Susana Díaz no sólo
obtendría el aval de Moreno Bonilla. A tenor de sus declaraciones, se
podría interpretar que otro que está por la labor de facilitarle su
marcha a Madrid es el presidente de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín.
A este último le pasa como a su colega de partido y portavoz en el
ayuntamiento de Málaga, Juan Cassá. Escuchan que se va alguien y se ven
ellos, de inmediato, como sus sustitutos en el cargo.
Artículo publicado en Málaga Hoy. Con ilustración de Daniel Rosell. Moreno Bonilla y los
Comentarios
Publicar un comentario