¿Se pueden ganar unas primarias en el PSOE perdiendo en Andalucía?





En abril de 1998 José Borrell ganó las primarias del PSOE frente a Joaquín Almunia tras lograr el triunfo en 16 de las 21 federaciones en las que se estructuraba por aquel entonces el partido socialista. Almunia lo hacía en las cinco restantes: Andalucía, Euskadi, Castilla-La Mancha y en dos agrupaciones fuera de España, Europa y América. ¿Es posible ganar unas primarias sin obtener la victoria en Andalucía, la comunidad que concentra el mayor número de militantes del PSOE? La respuesta es sí, aunque de inmediato habría que introducir algunos matices. 

Borrell demostró que es posible, pero necesitó de un porcentaje muy importante de votos para que el cómputo en Andalucía le facilitara la victoria global. Los militantes andaluces se decantaron con claridad por Almunia, que alcanzó el 56% de los sufragios de la militancia frente al 44% de Borrell. Y en esa última cifra está la clave. Para poder disputar la victoria en el conjunto de federaciones socialistas, cualquier candidato tiene que lograr en Andalucía acercarse a un 40% del voto de la militancia. Por debajo de esa cifra, es muy difícil hacerse con la victoria. 

Sobre esa premisa trabajan en el PSOE andaluz para favorecer el triunfo de Susana Díaz. La presidenta de la Junta pretende lograr en su comunidad que Pedro Sánchez no consiga ese 40% que le daría alas para disputarle el liderazgo en la Secretaria General del PSOE. En las anteriores primarias, a las que Sánchez acudió con el respaldo de la federación andaluza, el ahora contrincante de Díaz arrasó en la región con casi la mitad de los votos emitidos, dejando a Eduardo Madina en el 36% y a José Antonio Pérez Tapias en el 15%. Los dos últimos por debajo se ese listón del 40%. 

Las primarias en el PSOE, en realidad, se van a jugar a dos vueltas. La primera será la recogida de avales. La segunda, la votación directa de los militantes. Es por tanto, en esa primera fase, donde se podrá disponer de una primera aproximación de las fuerzas con las que cuenta cada candidato. Y, sobre todo, se conocerá si los tres pasan o no a la siguiente ronda, algo que se da por hecho. En las primarias para la Secretaría General del PSOE-A que disputó Díaz frente al ex consejero Luis Planas y al alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez, la estrategia de la presidenta de la Junta y del aparato orgánico socialista fue evidente. Lograr tantos avales que no quedaran suficientes para sus contrincantes. El asunto acabó como unas primarias a la búlgara, con un respaldo mayoritario a Susana Díaz y sin opción alguna para que los otros dos candidatos pasaran el corte de los avales. 

Díaz pretende apabullar de nuevo con los apoyos en Andalucía. El objetivo, según dicen en privado algunos de sus colaboradores, es rozar el 70% de los votos de los militantes andaluces. Y en ellos están trabajando las ejecutivas de cada provincia. Todas, como es obvio, alineadas con ella. Según el calendario fijado por la gestora, la primera fase de las primarias del PSOE comienza el próximo 20 de abril con la recogida de avales y confluye el 4 de mayo. Ese día, los aspirantes darán a conocer el número de apoyos con los que cuentan y si son o no suficientes para mantenerse en la pugna. El aval no es un compromiso de voto, y aunque en la práctica cualquier militante puede decidir dar su firma a un aspirante y luego optar por refrendar para el cargo a otro distinto, sí ofrece una idea clara de cómo están las fuerzas de cada uno. Pero, sobre todo, la recogida de avales ofrece otra información importante: ¿quién está con cada candidato y a quiénes se puede convencer para que cambien de bando? Y para trabajarse esos trasvases de apoyos, cada aspirante y los equipos de cada uno de ellos, tienen desde el 4 de mayo hasta la jornada de la votación, fijada para el día 21 de ese mismo mes. Un periodo de algo más de dos semanas para echar el resto. Y donde nadie debe descartar la utilización de todas las maniobras habidas y por haber para ir sumando apoyos hacia cada candidatura. 

El PSOE aprobó en su último congreso, en 2014, que el secretario general del partido fuese elegido por primarias cerradas (sólo participan los militantes); mientras que el candidato a la presidencia del Gobierno lo sería en primarias abiertas también a los simpatizantes o votantes. Esto último parece más un brindis al sol que otra cosa, ya que tradicionalmente casi todos los partidos en España, incluido el PSOE, coinciden en poner como cabeza de cartel para las elecciones generales al líder de cada formación política en esos momentos. Por ello, lo que está en juego en las primarias socialistas del próximo día 21 son ambas cosas. Liderazgo en el partido y la próxima candidatura a presidir el Gobierno de España. 

Otto von Bismark decía que la política no es una ciencia exacta, sino un arte. Aunque no lo decía el político alemán, en el caso de las primarias ese arte es el arte de la guerra. Y sobre el arte de la guerra Sun Tzu escribió 400 años antes de Cristo la mejor fórmula para ganar que se haya escrito nunca: "La mejor victoria es vencer sin combatir". Eso logró Díaz cuando pugnó a la Secretaría General del PSOE-A en 2013 y eso hubiese querido ahora cuatro años después: el liderazgo del PSOE federal por aclamación. Pero, ya ven, la realidad es bien distinta y toca trabajarse los números. Y eso, en el caso de Andalucía, la presidenta de la Junta pretende que sea una ciencia exacta para su candidatura.


Publicado en Málaga Hoy. Con ilustración de Daniel Rosell.

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