Un nuevo "tiempo nuevo"

El problema que tienen los discursos de investidura en Andalucía es que siempre lo hace un dirigente del PSOE que sucede a otro dirigente del PSOE, por lo que resulta muy difícil zafarse de cualquier polémica echándole la culpa a la herencia recibida. El asunto es un marrón para el que le toca, como le sucedió el otro día a Susana Díaz. La que hoy tomará posesión de su cargo como presidenta de la Junta hizo de la lucha contra la corrupción el eje central de su discurso, pero hubo que esperar 24 horas para escucharle una leve alusión a la trama de los ERE. Le ocurrió algo parecido con el paro, al anunciar que la prioridad de su Gobierno sería la lucha contra el desempleo, pero olvidando ponerle número al drama: un millón cuatrocientas mil personas sin trabajo, un porcentaje de desempleo casi diez puntos por encima de la media del país.

Cuando Díaz salió al estrado se encontró con el mismo problema que tuvo en su día Griñán y que ya sufrió Chaves cuando se sucedía a él mismo, que casi todos los compromisos adquiridos en los discursos de investidura se podían haber hecho antes, ya que el PSOE lleva 31 años gobernando en Andalucía. Después de tres décadas continuadas prometiendo cosas es muy difícil ya la innovación, sobre todo cuando existen serías dificultades para poder pagar las promesas anteriores. Con todo, habrá que reconocerle a la nueva presidenta su disposición a atajar un problema que está minando la credibilidad de la democracia española: el menosprecio al control del dinero público. Recuperar la confianza del electorado de izquierdas es incompatible con la complicidad y la tibieza frente a los corruptos, por utilizar palabras suyas.

Igual, por ello, debió ser algo más atrevida y demostrar que su anunciado “nuevo tiempo” incluye la renuncia a parte de lo ocurrido en el “antiguo tiempo”. Por eso, a todas las medidas planteadas por Díaz para “luchar sin cuartel” contra la corrupción le faltó un prefacio: el compromiso, en sede parlamentaria, de que abandonarán sus cargos todos aquellos que por acción o por omisión permitieron que durante diez años se repartieran y malgastaran millones de euros destinados a trabajadores de empresas en crisis. Y eso, con independencia de que la Justicia castigue penalmente a los que delinquieron.

Cuando en marzo de 2010 se celebró el congreso extraordinario del PSOE que encumbró a Griñán al frente de este partido en Andalucía, la por entonces secretaria de Organización nacional, Leire Pajín, inauguró el conclave ante los delegados de las ocho provincias andaluzas con estas palabras: “Vais a elegir al mejor capitán para un tiempo nuevo”. Apenas tres años después, hoy se inaugura otro liderazgo en el PSOE andaluz que tiene como protagonista a una dirigente política que accede a la presidencia de la Junta apelando a lo mismo. El inicio de un nuevo “tiempo nuevo”.

El PP, como es obvio, no le ha dado a Susana Díaz ni los cien días de gracia al frente de la Junta para censurarla. Algo parecido le ha ocurrido al PSOE, pero para hacer justo lo contrario: inundarla de elogios. Cuando Rajoy logró la mayor victorial electoral del PP en unas elecciones, los halagos que recibió fueron tantos que el periodista Miguel Ángel Aguilar pidió su ingreso inmediato en una Unidad de Elogios Intensivos para practicarle una cura de humildad. En unos meses, la realidad lo hizo innecesario: Rajoy necesitó de cuidados, pero de cuidados intensivos, y todavía no se ha recuperado de sus dolencias. Díaz se ha pasado todo el verano recibiendo alabanzas de los suyos, por lo que habrá que confiar en que las dificultades de lo que resta de legislatura, difícil en lo económico por la crisis, insostenible en lo social por el paro e imprevisible en lo judicial por el caso de los ERE, no concluyan con este nuevo “tiempo nuevo” antes de que empecemos a conocer en qué consiste, esta vez, la novedad.

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