Europa y lo que nos pide el cuerpo.
La Unión Europea tiene un programa de visitas para dar a
conocer mejor sus instituciones. Este año, junto a un grupo de periodistas de
Málaga, fui invitado a una de ellas – el viaje y el hotel lo pagaba el
Parlamento Europeo-. Durante dos días, tuvimos unas maratonianas jornadas de reuniones,
charlas y conferencias donde nos explicaron las nuevas directivas que estaban
en tramitación o el funcionamiento de esta institución y sus tres órganos: el
Parlamento, el Consejo de la UE y la Comisión Europea. Volvimos reafirmados en una obviedad: en
Europa se decide cada día una parte esencial de nuestro presente y el futuro
que se nos avecina para los próximos años.
En la visita, tuvimos también la ocasión de reunirnos con varios
representantes políticos, entre otros con el eurodiputado socialista Alejandro
Cercas. Como los periodistas somos a veces bastante simples, alguien le
preguntó: “Para qué sirve la Unión Europa, si casi nunca está cuando se
necesita”. Y nos dijo: “De momento para que Europa esté viviendo el periodo más
largo de su historia sin guerras entre los países que la conforman”. A veces,
la mejor respuesta está en una vuelta al principio de todo. La mayoría de los grandes conflictos bélicos
de la humanidad han tenido como escenario el viejo continente. Y Europa ha
logrado 50 años de paz desde que sus países decidieron unir sus destinos. Ni
que decir tiene que el proyecto es más que mejorable, sobre todo en los últimos
tiempos, donde se han puesto los intereses económicos por delante de los
ciudadanos.
Es incompatible la importancia de la Unión Europea y el
hecho de que elección a elección las urnas estén cada vez más vacías. Hay
niveles de abstención que deberían ser inasumibles en democracia. Y será
difícil mantener durante mucho tiempo que el mayor proyecto político de Europa
se hace con una huida masiva del
electorado.
A mí, como a cualquier ciudadano normal, me pide el cuerpo
el domingo lo mismo que a usted y que por educación no digo. Pero como me he
puesto a reflexionar, he decidido no ponérselo tan fácil a los que parecen
empeñados en echarnos de las urnas.
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