Lo esencial
Ya sea la EPA o el INEM.
Ya sea el paro registrado o la encuesta de población activa. Ya fuese en
abril la mayor caída del desempleo en los últimos 20 años. Ya fuese el primer
trimestre de 2014 el peor para el empleo en mucho tiempo. Ya seamos de la cofradía del clavo ardiendo o
miembros de la agrupación de cenizos, hay un hecho incuestionable: en España la
mejor cifra del paro de la mejor estadística o recuento posible dice que hay
cinco millones de parados.
Ya baje el PP en las encuestas. Ya suba el PSOE. Ya bajen
los dos. Ya suban los otros partidos o ya se recupera el bipartidismo. En las
encuestas de cara a las europeas hay un hecho incuestionable: muy posiblemente
la mitad de españoles no irán a votar.
Sea la jueza Ayala un desastre como instructora o un adalid
de la Justicia. Sean las fechas de sus actos fruto del azar o tengan una
temporalidad milimétrica. El caso de los ERE ha dado un paso incuestionable:
también la Audiencia de Sevilla cree pueden existir responsabilidad en el
sistema que se creó para pagar las ayudas y que fue un agujero por el que se
escaparon cientos de millones.
Tuviera Rajoy conocimiento. O no lo tuviera. Se la colaron
doblada o estuviera en el ajo, hay un hecho incuestionable: Rajoy preside un
partido que financió campañas con dinero B, tuvo un tesorero durante 30 años
con cuentas en Suiza llenas de dinero de dudosa procedencia y tiene despacho en
una sede que se remodeló en su totalidad con dinero negro.
Durante los últimos años en España la clase política está
empeñada en que la mayoría de las veces lo esencial sea invisible ante los ojos
de los ciudadanos. Ya nos advirtió de ello
El Principito. Y Maquiavelo, de lo otro.
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