Un 'rastreator' de propuestas electorales





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EL Partido Popular ha anunciado una iniciativa a la que auguro escaso futuro. Esencialmente, por su posible efecto búmeran. A partir de mañana, si cumple con su anuncio, la página web de esta formación política incluirá una especie de rastreator de programas electorales. Un comparador en el que se confrontarán las medidas que proponen las principales formaciones políticas ante las Elecciones Generales del 20 de diciembre. Desconozco todavía el mecanismo, pero debe ser algo así como cuando uno introduce el modelo de vehículo y la cilindrada en un comparador de seguros, que te salen las distintas ofertas de las compañías y luego te tiras dos o tres meses recibiendo mensajes al correo electrónico con un sinfín de propuestas para contratar. En el rastreator del PP uno puede meter -estoy en un suponer- la palabra impuestos y te salen las ofertas dos por tres o tres por uno de los partidos políticos para los próximos cuatro años, con una opción estrella y destacada con las promesas de Rajoy.

El anuncio de este novedoso sistema lo realizó el otro día la vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy. Dijo que los populares no tienen miedo a que se hagan paralelismos y confrontaciones con sus propuestas, ya "que por mucho que algunos intenten parecerse a nosotros, no son lo mismo que nosotros. No vamos con ambigüedades por la vida, tenemos ideas concretas y hemos gobernado". Y aquí todo el mundo interpretó que el Rastreator del PP busca esencialmente comparar sus ofertas con las de su principal competencia en este segmento ideológico, el partido de Albert Rivera, Ciudadanos, que es la formación política con la que se reparte el pastel de los votantes con un perfil más conservador.

El PP, como las compañías de seguros, apuesta por la experiencia en el sector, con el hecho de tener la misma oferta en todas las provincias y con el deseo de desenmascarar, como ellos dicen, "las ambigüedades" e ideas "modernas" de su rival. En términos sencillos: ellos dicen vender un seguro a todo riesgo a precio de terceros, aunque exige tener poca memoria. Y lo hace frente al producto de Ciudadanos, que ofrece una mano de pintura completa, pero sin penalización de puntos. O sea, una opción que no cree mucho resquemor entre la posible clientela.

Puestos a ser imaginativos, lo realmente convincente del rastreator del PP sería que pudiera confrontar su oferta de hace cuatro años -su programa electoral- con lo realizado luego en la legislatura. En términos automovilísticos, la crisis económica ha sido como un siniestro completo del vehículo -o sea, España- en el que la compañía de seguros nos cambió todas las condiciones del contrato y luego, en la reparación, ni se hizo cargo de los daños, ni nos pintó el coche, ni nos cambió los faros rotos. Un fraude. Claro que alguien podría decir que el vehículo estaba en siniestrado total y demasiado han hecho con que vuelva a funcionar aunque sea a rachas, que es el mensaje que nos envía todos los días el Gobierno saliente.

El programa del PP de hace cuatro años ha sido como el fraude de las emisiones de Volkswagen: todo era humo. Hay que tener muy poca memoria, por no decir otra cosa, para anunciar un comparador de programas desde las filas populares. Si a cualquiera se le ocurre meter los datos de las propuestas que hicieron hace cuatro años para alcanzar el Gobierno, el comparador de programas de Rajoy peta por tanta incongruencia entre lo ofrecido y lo hecho. Aunque puestos a ser realistas, la prueba del comparador tampoco la pasaría con facilitad el PSOE, que dice cosas en la oposición absolutamente distintas a cuando está en el Gobierno. En este asunto, los partidos emergentes juegan con ventaja. Como no se han presentado antes a unas elecciones generales, no podemos cotejar sus incumplimientos. Con todo, de las cosas que nos iban anunciando hace algunos meses a las que prometen ahora, empieza a existir ya un buen trecho.

Si en vez de un programa electoral, hubiésemos suscrito con el PP un seguro de hogar en las últimas elecciones generales, podríamos llegar a la conclusión de que nos timaron con la letra pequeña. O que ignoramos el párrafo donde Rajoy debió advertirnos de que no se hacía cargo del siniestro si era por causas de fuerza mayor, como podría ser un terremoto. A un terremoto económico, me refiero. Y menudos cuatro años llevamos pagando el sobrecoste del servicio: copagos, recortes, empleos precarios y austeridades varias. Y no digo nada del futuro puente hacia la jubilación, que se cae a pedazos con tanto sacar dinero de la hucha de las pensiones.



En definitiva, el PP cree que con su comparador de programas los electores podrán estudiar las diferentes alternativas políticas y darse cuenta "de que no hay comparación posible entre los que venden humo y palabras y los que tienen experiencia en gestión y responsabilidad con España". Y esa es la frase de la parte contratante de la primera parte del contrato del PP que más gracia tiene del anunciado del rastreator. A la venta de humo, me refiero.

Publicado en Málaga Hoy. Ilustración de Daniel Rosell. 

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