Bárcenas, los ERE y Ataúlfo

En octubre de 1997, la Comunidad de Madrid tramitó el primer expediente X de su historia. Un vigilante del Museo Reina Sofía presentó una denuncia ante la Consejería de Medio Ambiente alertando de un hecho insólito: la sombra de un fantasma recorría las salas de la pinacoteca. Según la denuncia, el extraño inquilino del edificio se llamaba Ataúlfo y su historial como fantasma estaba recogido en el libro Duendes, fantasmas y casas encantadas de Madrid. El extrabajador exigió a las autoridades que se practicara un exorcismo a la pinacoteca para acabar con estos presuntos fenómenos paranormales y aseguró que unos años antes unos parapsicólogos habían logrado acreditar una supuesta procesión de monjas del siglo pasado por las salas del Museo.
El asunto no fue a más. El director de la pinacoteca consideró que lo de Ataúlfo era una vieja broma que alguien se había tomado en serio y la consejería decidió dar carpetazo al expediente con un comunicado que rezaba así: “En virtud del Estatuto de Autonomía, la consejería carece de competencias en fenómenos paranormales”. Todo esto viene a cuento de varios fenómenos extraños que han ocurrido en España en las últimas semanas. Uno tiene como protagonista al ministro Montoro y las cuentas de la infanta Cristina, el primer expediente X tramitado en la Agencia Tributaria. Montoro podría haberse ahorrado tantos desvaríos en sus explicaciones y haber resuelto el expediente de la misma forma que lo hizo la Comunidad de Madrid con el fantasma Ataúlfo: “En virtud de la legislación tributaria, el Ministerio de Hacienda carece de competencias en declaraciones de la renta paranormales”.
La gente ve fantasmas por todos sitios. Sin ir más lejos, tanto en la investigación a Bárcenas como en la de los ERE, los dos partidos políticos involucrados han acusado a los jueces que desarrollaron el proceso de acometer una “causa general” contra PP y PSOE, respectivamente. Ambos ven fantasmas en la actuación de los jueces y parecen reclamar la necesidad de un exorcismo. Solo desde el esoterismo se pueden entender las explicaciones del PP sobre el caso Bárcenas, ya que se trata de hacernos ver que una investigación judicial que descubre la friolera de 48 millones de euros escondidos en Suiza por el extesorero de un partido político se puede desarrollar sin pedir cuentas a los responsables de ese partido. El PP, en este escándalo, quiere hacernos creer que Bárcenas nunca existió y que fue como el fantasma Ataúlfo, alguien que iba por libre recorriendo los pasillos de la sede de Génova pero cuyas actividades fueron invisibles a los ojos de sus compañeros de partido.
Hasta ahora también el caso ERE está siendo explicado por el PSOE en Andalucía como si se tratara de un fenómeno paranormal, el extraño caso de las irregularidades de un sistema de ayudas e indemnizaciones públicas que permitió que varios altos cargos, sindicalistas, despachos de abogados y gestoras se llevaran comisiones millonarias de las arcas públicas durante diez años sin que nadie advirtiera nunca de nada. Una expediente X en la Consejería de Empleo que tardó diez años en descubrirse. También Guerrero era como el fantasma Ataúlfo, se sabe de su presencia por las dependencias de Empleo pero nadie admite que visitara los despachos más altos de la administración.
Con lo fácil que hubiera sido que el PP y el PSOE se hubieran presentado cada uno ante el juez con un escrito en los siguientes términos: “En virtud de la situación que hay en España con la corrupción, vamos a hacer todo lo posible por explicar estos dos fenómenos paranormales: el extraño caso de los donantes fantasmas a las arcas del PP y el de los intrusos fantasmas en los expedientes de regulación de empleo”. Y poner en marcha de inmediato un proceso de exorcismo público en ambos partidos para acabar de una vez por todas con estas historias de fantasmas robando.

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