El adiós exprés
Estamos
viviendo una actualidad de vértigo en Andalucía. Griñán ha decidido anunciar su
marcha y le ha puesto fecha al día del adiós, será el día 26 de agosto. Tras
unas primarias exprés, llegó la renuncia exprés y vamos directo al relevo exprés
en la presidencia de la Junta. Ha habido más cambios en el liderazgo del PSOE
en Andalucía en los últimos tres años que en los 27 años anteriores que llevan
gobernando en la comunidad autónoma. Septiembre también será de infarto: se va
a realizar toda la renovación que no ha hecho el PSOE andaluz en tres décadas.
Griñán había
diseñado su salida y los cambios en el partido, pero no estaba dispuesto a que
la fecha del adiós la pusiera un auto judicial de la jueza Ayala, aunque
insista en que no hay razón alguna para imputarle. Parece evidente que en la
marcha del presidente de la Junta hay razones políticas, personales y
familiares, pero es también obvio que en su decisión ha pesado mucho los
avances en la instrucción del caso de los EREs, un escándalo mayúsculo que se
inició cuando Griñán no estaba en Andalucía, pero cuyas derivaciones podrían
alcanzar a la Consejería de Economía y Hacienda de la que posteriormente fue
responsable.
Griñán se
irá de la presidencia de la Junta y recalará, con toda probabilidad, en el Senado,
donde mantendrá su condición de aforado. El horizonte es claro: que los efectos
del caso de los EREs no incidan sobre el próximo Gobierno. Susana Díaz lo
relevará en la presidencia de la Junta y formará su propio Gobierno, en el que
no repetirán, con seguridad, los consejeros y altos cargos de la Junta tocados
por la investigación de los EREs.
Quizás el
gran reproche que se le podría hacer a Griñán son sus propias declaraciones cuando
anunció su intención de no repetir. Dijo que no iba a precipitar los acontecimientos y que agotaría
la legislatura. Está claro que no era esa su intención, pero fue lo que dijo en
sede parlamentaria.
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