La crónica de un desamor fingido.



El PSOE e Izquierda Unida están viviendo un momento de desamor en Andalucía. Están en un punto, que cualquiera cosa les provoca un desencuentro.  Si uno decide viajar a los campamentos de refugiados de Tinduj, al otro le molesta y le advierte que si hace las maletas, que luego no venga pegando en la puerta.  
Si uno anuncia que el cariño debe ser de todos y que la margarita la tiene que deshojar los militantes en su conjunto, el otro le amenaza con dejarlo todo y romper el compromiso.
Todas las parejas políticas tienen crisis de matrimonio ante la proximidad de unas elecciones. Y las municipales les tienen a todos de los nervios. A Izquierda Unida le está pasando en Andalucía lo que ocurría a la protagonista de aquella copla que decía que ni contigo ni sin ti tiene mis males remedios, con el PSOE porque les mata, sin el PSOE porque se mueren.
Desde que tenemos chico nuevo en la oficina, los de Podemos, se han producido muchos cambios de cariño. Y de un tiempo a esta parte andan todo muy celosos con lo suyo.
Todo este juego de desamor sería muy divertido si no fuera porque entramos en un supuesto año de recuperación tras siete de crisis económica, donde lo único que haría falta para romper esta tibia tendencia de mejora es cerrar la crisis económica con una nueva crisis política.    
Seamos demagogos y pidamos al PSOE y a Izquierda Unida lo imposible: que dediquen todos sus esfuerzos a plantarle cara al drama del paro en la comunidad y que acaben la legislatura. Ya saben ustedes que el roce es lo que hace el cariño.  

Foto:  Susana Díaz y Diego Valderas, tras el discurso de investidura. | Efe

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