A Susana Díaz le crece la oposición
A Susana
Díaz se le ha venido arriba Pedro Sánchez y luego se le ha venido arriba
también la oposición en Andalucía. Son las cosas que tiene dedicarse a
la multitarea. La recogida de avales para su candidatura a la secretaría
general del PSOE pretendía ser la victoria ante Sánchez por inundación
de firmas y se ha quedado en un honroso primer puesto que no cierra el
combate. En esta batalla tiene tajo por delante y ella lo sabe, por lo
que ha decidido incrementar su presencia fuera de Andalucía, después de
comprobar que existan territorios, especialmente Cataluña, donde los
apoyos logrados han sido poco más que testimoniales.
Cuando uno se va de Sevilla, corre el riesgo de
perder la silla. O al menos, de que te la zarandeen. Por eso, el frente
de las primarias no es el único que se le ha abierto a Susana Díaz.
Ciudadanos, su socio de investidura, y Podemos, su contrincante en la
pugna por el electorado de izquierdas, han aprovechado que la presidenta
está dedicada a su futuro político para afearle el presente con varias
iniciativas. Juan Marín, de Ciudadanos, ha reclamado una reforma del
Estatuto de Autonomía para acabar con los aforamientos, dentro del
paquete de medidas para la regeneración política de nunca jamás, y
Teresa Rodríguez, de Podemos, anuncia un periplo por ciudades andaluzas
para plantear soluciones a "problemas endémicos de esta tierra". El PP
también estaba dedicado a ello, en concreto a afearle a Díaz su
dedicación al PSOE, pero se le ha venido encima una crisis tras otra con
los congresos provinciales de su propio partido, donde a Juanma Moreno
le faltan manos para tapar líos internos.
La cosa ha sido más o menos así. Mientras Susana Díaz
salía de gira por España para completar su campaña de primarias, Teresa
Rodríguez, coordinadora de Podemos en Andalucía, anunciaba otra gira, la
de su partido por la comunidad autónoma. Dice la dirigente de Podemos
que va a visitar una veintena de municipios, acompañada de expertos,
para plantear alternativas a "problemas endémicos de esta tierra". Y
cita el paro, el modelo productivo, la precarización de los servicios
públicos, el riesgo de exclusión social, la corrupción o la precariedad
laboral. En la elección de los problemas no lo ha tenido difícil, esta
tierra tiene una larga tradición arrastrando males. Ahora sólo nos queda
conocer cuáles son las soluciones que tiene Podemos para solventarlos. A
priori es una buena iniciativa. Este partido prometió entrar en las
instituciones para colocar en el debate diario los problemas de la gente
de la calle y llevan meses metidos en el Parlamento sin apenas salir a
la calle.
Lo de Ciudadanos tiene más gracia. Dieron su apoyo a
la investidura de Díaz a cambio de un paquete de medidas de regeneración
democrática y hasta el momento dormían todas en el cajón del olvido.
Todo el mundo quisiera tener un socio como Juan Marín en el Gobierno. Te
apoya los presupuestos, te exige unos retoques en el impuesto de
sucesiones y te cierra la comisión de investigación de los cursos de
formación sin exigir responsabilidades políticas. De momento, un chollo.
Claro que, de vez en cuanto, hay que proponer cosas para al menos
disimular. Y Ciudadanos acaba de lanzar, cuando Díaz anda de primarias,
una reforma del Estatuto para poner fin a los aforamientos a nivel
autonómico. Y no digo yo que no sea una medida más que razonable, pero
habrá que recordar que les queda por resolver la reforma de la ley
electoral, la limitación de mandatos y la famosa oficina contra la
corrupción, esa misma que la propia presidenta anunció también en su
campaña electoral. Y, puestos a recordar, aún permanecen en el apartado
de cosas por hacer, la renovación de todos los órganos de extracción
parlamentaria: tres años cumple en situación de interinidad la Radio
Televisión andaluza y otros tantos lleva de retraso la renovación del
Consejo Audiovisual o la Cámara de Cuentas, por citar algunos ejemplos.
En definitiva, hasta ahora la legislatura estaba
siendo modélica en dejar las cosas como estaban y los problemas del
Gobierno de Susana Díaz no se los ha encontrado en el Parlamento, sino
más bien en la calle y en los juzgados. El Ejecutivo ha tenido que
lidiar con una fuerte contestación ciudadana en materia sanitaria que
empezó en Granada y se trasladó a otras provincias, continuó con varias
polémicas en Educación y sigue pendiente de un problema mayúsculo: el
juicio por el caso de los ERE, con la imputación de los dos ex
presidentes de la Junta, Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Ahora parece como si la oposición se hubiera venido
arriba. Es algo así como los primeros síntomas de la llegada de un
tiempo nuevo. La de una Andalucía sin Susana Díaz. Hay unanimidad en la
bancada contraria sobre la creencia de que si finalmente la presidenta
de la Junta logra hacerse con el liderazgo del PSOE le será difícil
compaginar su cargo institucional con el orgánico. Y ante eso, parecen
convencidos de que el adelanto de las elecciones en la comunidad
autónoma será más pronto que tarde y el resultado más difícil de
predecir que nunca.
Claro qué, ¿y sí Susana Díaz no gana las primarias?
Ni ella ni la oposición lo contemplan, lo que no quiere decir que no
pueda ocurrir. En todo caso, nadie duda de que también una victoria de
Sánchez abriría otro tiempo político bien distinto. También, y sobre
todo, en Andalucía.
Publicado en Málaga Hoy. Con ilustración de Daniel Rosell.
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