Hipódromo sin caballos
La localidad malagueña de Mijas estrenó en junio del año 1999 su proyecto turístico más ambicioso: el Hipódromo de la Costa del Sol, unas instalaciones levantadas sobre más de un millón de metros cuadrados de terreno con una inversión total que iba a rondar los 4.000 millones de las antiguas pesetas y que escondía a sus alrededores una gran ciudad del ocio, con plaza de toros, estadio olímpico, dos hoteles y más de 1.300 viviendas. La intención era convertir estas instalaciones en una especie de cuartel general de invierno del mundillo de la hípica europea con la intención de atraer a un turismo de alto poder adquisitivo.
En más de una década funcionando, el hipódromo de Mijas no logró prácticamente nunca sus propósitos y la inversión fue languideciendo desde el inicio sin encontrar un hueco en los grandes circuitos hípicos, a pesar de los altos premios que se daban en las carreras para poder atraer a los mejores caballos. Hace un año y medio, el ayuntamiento de Mijas fichó para intentar reflotar el hipódromo al alcalde que en su día levantó este proyecto, Antonio Maldonado. Hoy, a las puertas de 2013, el fin del hipódromo es un hecho, sobre la plantilla pende la amenaza de despidos inminentes y la viabilidad es casi nula, una vez que se ha decidido suprimir las grandes competiciones por la falta de presupuesto.
Posiblemente en unos meses, el hipódromo de Mijas se una a esa larga lista de inversiones realizadas que han terminado en fracaso, como esos aeropuertos sin aviones, esos otros tramos de AVE sin viajeros o esa cárcel sin presos de Archidona, concluida pero sin presupuesto para su entrada en funcionamiento. Eso sí, en el caso de Mijas quedará para siempre unas instalaciones ociosos rodeadas de pisos. Del proyecto original, lo que siempre funcionó a buen ritmo fueron las máquinas horadando los terrenos para llenar de inmuebles los alrededor de los boxes y las pistas de esos caballos que igual nunca vuelvan ya a correr por las costosas instalaciones de ese gran proyecto turístico de nunca jamás.
En más de una década funcionando, el hipódromo de Mijas no logró prácticamente nunca sus propósitos y la inversión fue languideciendo desde el inicio sin encontrar un hueco en los grandes circuitos hípicos, a pesar de los altos premios que se daban en las carreras para poder atraer a los mejores caballos. Hace un año y medio, el ayuntamiento de Mijas fichó para intentar reflotar el hipódromo al alcalde que en su día levantó este proyecto, Antonio Maldonado. Hoy, a las puertas de 2013, el fin del hipódromo es un hecho, sobre la plantilla pende la amenaza de despidos inminentes y la viabilidad es casi nula, una vez que se ha decidido suprimir las grandes competiciones por la falta de presupuesto.
Posiblemente en unos meses, el hipódromo de Mijas se una a esa larga lista de inversiones realizadas que han terminado en fracaso, como esos aeropuertos sin aviones, esos otros tramos de AVE sin viajeros o esa cárcel sin presos de Archidona, concluida pero sin presupuesto para su entrada en funcionamiento. Eso sí, en el caso de Mijas quedará para siempre unas instalaciones ociosos rodeadas de pisos. Del proyecto original, lo que siempre funcionó a buen ritmo fueron las máquinas horadando los terrenos para llenar de inmuebles los alrededor de los boxes y las pistas de esos caballos que igual nunca vuelvan ya a correr por las costosas instalaciones de ese gran proyecto turístico de nunca jamás.
Comentarios
Publicar un comentario