Umberto Eco, en su nombre una rosa

El primer libro que leí de Umberto Eco fue en la facultad. Apocalípticos e integrados. Por aquel entonces un clásico de la comunicación. Luego fueron algunos más, todos de semiótica. Un día en una librería de Madrid estaba el escaparte lleno de la primera novela que escribió. Se llamaba El nombre de la rosa. Lo compré. Llegué a la residencia, cené y me puse a leerlo. Eran las once de la noche y acabé el libro a las doce del mediodía siguiente. Del tirón y sin dormir. Guillermo de Baskerville era uno de los mejores detectives de novela que había leído nunca. La razón frente a la fe. El maravilloso retrato de una época, en un relato sobre monjes, religiones, libros y saber, fe, Inquisición... Tras el primer atracón lector, disfrute luego, con el tiempo, de hasta tres veces de su reelectura. 
El péndulo de Foucault lo empecé diez veces. No había manera de pasar de las cien primeras páginas. Me costó, pero lo conseguí. Me gustó mucho, pero no era una novela fácil.

He comprado todas sus novelas posteriores. Seguramente con la esperanza de encontrar a otro Guillermo de Barskerville que no fuese monje, quizás periodista o quizás cualquier otra cosa. Ha muerto Umberto Eco cuando yo me acababa de comprar su última libro: Número cero. No lo he leído: es una sátira de la prensa. Quién sabe si sobre la lucha entre la razón y la fe en el periodismo.

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