El buzo que rescata "ahogados" en las elecciones







eN Colombia leí hace meses la historia de un curioso personaje que se pasea por las calles de la bahía costera de Santa Marta vestido de buzo cada vez que hay elecciones. El hombre se llama Iván Collazos, aunque todo el mundo lo conoce como Pluto. Su personaje lo creó en 1990, un día que acudió a un colegio electoral como si fuese a bucear: llevaba un chaleco salvavidas, un mini cilindro de oxígeno y una boya en la mano. Le preguntaron sobre por qué iba a votar de esa guisa y él respondió que se trataba de su ropa de trabajo. Alcanzó tal notoriedad que, desde entonces, en cada jornada electoral se coloca la particular indumentaria y se pasea por las calles para rescatar "a los ahogados". Ahogados es la expresión que se utiliza en la Costa del Caribe para los perdedores en unos comicios.

Contaba la crónica de El Tiempo que en la campaña electoral, los habitantes de Santa Marta lo paran en la calle para presentarle a los candidatos y le dicen en broma: "Oye Pluto te tengo aquí delante a uno que se presenta a los comicios, ya sabes para que lo rescates". El día de las elecciones Iván Collazos acostumbra a llegar a las 8:00 al lugar donde las autoridades celebran la ceremonia de instalación de las urnas. Los vecinos, luego de ejercer su derecho al voto, se les acercan para hablar y tomarse fotos con él. Le preguntan cómo ve a los candidatos y a quién va a rescatar este año.

Cuentan que El Pluto se encontró un día con un senador que aspiraba a la reelección en unos comicios. Le saludó y le dijo: "Ya sabe, aquí a la orden". El senador le respondió: "No hombre, Pluto, tú sabes que yo no necesito eso". Una semana después, el senador se ahogó. El año pasado el buzo rescata perdedores decidió innovar. Se hizo con una moto acuática y un amigo le prestó un yate para que subiera a bordo las boyas y las tramoyas, y poder hacer un recorrido por la bahía de Santa Marta para poder sacar del agua a los "ahogados" en las elecciones. Intuyó que iba a ser una jornada dura, ya que al Concejo de Santa Marta se presentaban 267 aspirantes para 19 curules, que es el nombre con el que se denomina en Colombia a los escaños. Los pronósticos de lo que iba a suceder eran evidentes: había muchos candidatos para tan pocos puestos, por lo que el escrutinio terminó con 248 "ahogados".

El otro día en el único debate a cuatro de estas elecciones en España se echó en falta un buzo en el plató para ir rescatando líderes, según se iban ahogando. Si se fijaron bien, los contendientes llegaron al plató asistidos por una cohorte de asesores, que eran los que le llevaban las botellas de oxígeno y el chaleco salvavidas con el que meterles aire a presión a sus líderes en cada descanso. Durante el primer tramo, cada uno nadó como pudo y todos se guardaron la ropa. Fue ya en el segundo acto, con el tema de la corrupción, cuando el agua alcanzó el cuello de algunos candidatos, especialmente del aspirante a la reelección. Cada uno chapoteo lo que sabía y todos afrontaron el último minuto para pedir el voto con la respiración entrecortada, pero todavía con vida. Ninguno de los cuatro se ahogó, por lo que habrá que esperar a la noche del recuento para iniciar las tareas de rescate y hacer un balance final de víctimas. Hasta que llegue ese momento, los líderes afrontan ya la segunda semana de campaña con una mala salud de hierro.

Hace justamente un año Manuel Vicent escribió un artículo en El País sobre la habilidad de Mariano Rajoy para flotar como una boya. Decía este escritor del candidato del PP que era una especie de boya resistente a cualquier temporal político, que siempre logra sacar la cabeza cuando todo el mundo piensa que se ha hundido. Si el buzo de Santa Marta viviera en España, se habría acercado a la sede de Génova para rescatar "ahogados" más de un centenar de veces en la última legislatura, para luego tener que irse a su casa de brazos cruzados ante la capacidad de sus inquilinos para mantener la respiración bajo agua durante horas, semanas e incluso meses. Cuando el otro día le conté a un compañero la historia de este personaje de Santa Marta me dijo que era muy divertida, pero que no valía para nuestro país: "En las elecciones en España nunca hay ahogados, ya que nunca las pierde nadie", soltó. Y lo peor es que tiene razón, aunque sospecho que en esta ocasión el temporal terminará llevándose alguno por delante y habrá trabajo para un buzo.

En la crónica que leí sobre este peculiar buzo caribeño se decía que, el día de las elecciones y hasta conocer los resultados, solía pasar unas horas por las calles mamando gallos con algunos amigos. En Colombia, mamar gallo se utiliza siempre en sentido indirecto. Se mama gallo a alguien, que es más o menos, que se le toma el pelo o se habla de él en un ambiente de chanza.



O la campaña cambia y los candidatos dejan de hablarnos a los españoles como si estuvieran mamando gallos; o los colegios electorales se nos llenan, en esta ocasión, de buzos. De buzos que rescatan ciudadanos ahogados en un mar de mediocridad.

Artículo publicado en Málaga Hoy. Ilustración Daniel Rosell.

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