La trompetería presupuestaria
Una de las
cosas más aburridas del discurso político es la trompetería triunfalista
con la que, demasiadas veces, acompañan las instituciones cualquier
iniciativa. En materia presupuestaria, por poner un ejemplo de ahora,
todos los años son siempre el mayor año de algo. En la locura económica
que antecedió a la crisis, los Presupuestos Generales del Estado eran
cada año el de mayor nivel de inversiones de la historia. Y todo era
plausible, con la única condición de que costara mucho dinero. Con la
crisis la cosa cambió y hubo que renovar el eslogan. Desde entonces, los
Presupuestos Generales del Estado pasaron a ser los del mayor gasto
social de la historia. Y así nos lo venden año tras año.
Fue Zapatero en 2010 cuando empezó con la copla. A
falta de inversiones que anunciar, el ex presidente del PSOE festejó a
bombo y platillo los cuentas de 2011 con esta frase: "Son los
presupuestos con mayor gasto social de la historia". Y a partir de ahí
no ha pasado un año sin que el siguiente lo mejorara. Empiezo el
recorrido triunfal con algunos ejemplos de la hemeroteca desde la
llegada al Gobierno del PP. Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, en
2013: "Son los presupuestos con mayor gasto social de la historia de la
democracia". Montoro en 2017: "Los presupuestos contienen el mayor gasto
social de la historia de España". Montoro en 2018: "Los presupuestos de
este año son lo más importantes en materia social de la historia de
España". A pesar de que la milonga la inauguró Zapatero, podría decirse
que está siendo Montoro el que se ha especializado en mejorarse a sí
mismo cada año con la dichosa frase histórica.
Según nuestros gobernantes, llevamos cerca de una década
disfrutando, año tras año, de los presupuestos más sociales de la
historia de España. Y a pesar de ello, miles de familias siguen viviendo
en este país sin que le haya alcanzado la mejora histórica. Es lo que
tiene la palabrería, que a fuerza de repetir frases grandilocuentes nos
pretenden hacer tragar con ruedas de molino. Para poder vender esta
misma burra en cada ejercicio económico hay que partir de dos premisas.
De un lado, la falta de memoria de la ciudadana. De otro, la asentada
creencia de que la inteligencia del personal está bajo mínimos. Si a
ello añadimos que los medios compramos como novedosas, cosas que hace
décadas tenían que estar hechas, el resultado es a pedir de boca para el
Gobierno de turno: un banquete de cifras y de grandes partidas
económicas que no dicen nada pero que permiten colocar la proclama en lo
más alto de la historia.
Sin estos requisitos anteriores, sería imposible que
un político se atreviera a realizar estas declaraciones en un país donde
no hay informe que no concluya que la crisis económica ha dejado manga
por hombro el Estado de Bienestar, mientras crecen las desigualdades
sociales y los niveles de pobreza. El último estudio que advierte de lo
logrado en estos maravillosos años "con el mayor gasto social de la
historia" lo ha realizado la Comisión Europea. Es reciente, con fecha de
marzo, y contiene párrafos como este referido a la situación de España:
"Las políticas de familia y las prestaciones sociales, principalmente
esquemas de garantía de renta, tiene una cobertura desigual y baja
efectividad. Los altos niveles de desigualdad de ingresos, el abandono
escolar temprano y la pobreza infantil pueden afectar negativamente a la
igualdad de oportunidades". Toma ya, con el cacareado mayor gasto
social de la historia de la democracia.
Si llevan una década anunciándonos las cuentas más
sociales de nunca jamás y estos son los resultados, habrá que concluir
que o es mentira todo o lo están haciendo francamente mal. Claro que
también existe la posibilidad es que nos tomen a los ciudadanos por
tontos, que quizás sea la explicación que se acerque más a la realidad.
Empieza a aburrir esta pantomima anual con los presupuestos. La de un
Gobierno que los presenta sin escatimar elogios sobre sus bondades y la
de una oposición que los censura sin escatimar adjetivos a sus maldades.
Y a partir de ahí se va sucediendo todo. Malos para las comunidades
donde no gobierna el partido en el Gobierno. Históricos para esas otras,
donde sus líderes juegan en el mismo equipo político.
Este año, sin embargo, se ha producido un hecho
excepcional al no disponer el PP de mayoría suficiente para sacar
adelante las cuentas del Estado. El apoyo de Ciudadanos a las cuentas le
ha permitido polemizar con el Gobierno sobre la propiedad intelectual
de algunas de las medidas incluidas en ellas. Y así se han tirado una
semana, pugnando por la autoría de la subida de las pensiones, la
equiparación salarial de policías y guardias civiles, o la bajada del
IVA a la cultura. Iniciativas todas en el aire, ya que PP y Ciudadanos
no suman votos suficientes para sacar adelante las cuentas públicas. De
ahí que, de momento, las cuentas no sean más que un cuento. El de la
lechera. Y dentro del mayor cántaro de la historia de España, el que
terminará llenando el PNV si al final decide que el Gobierno del PP
tenga finalmente presupuesto.
Publicado en Málaga Hoy. Con ilustración de Daniel Rosell.
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