Nunca digas nunca jamás
Cuando Juan
Marín anunció, "en Sevilla, aquí y ahora", que Ciudadanos no daría su
apoyo ni al PSOE ni a Susana Díaz para repetir al frente de la Junta
tras las próximas elecciones autonómicas, un amigo me envió un enlace de
un artículo con un título muy sugerente: "Nunca diga nunca jamás: lo
que los políticos no aprenden de James Bond". Su autor, jurista, hacía
un recorrido histórico sobre lo que se dice o promete en una campaña
electoral y lo olvidadizos que se vuelven los dirigentes políticos una
vez se realiza el recuento de votos. Entre otros ejemplos, sacaba a
colocación un viejo chiste sobre aquella añeja promesa electoral de
crear 800.000 nuevos puestos de trabajo que un candidato anunció a bombo
y platillo en unos comicios, y que mudaría, con el tiempo, en
"ochocientos" o "mil".
La campaña oficial de las elecciones andaluzas aún no
ha comenzado y ya se nos ha llevado el escaparate de un puñado de
frases grandilocuentes de las de "nunca digas nunca jamás". En cualquier
país donde los votantes creyeran lo que dicen sus políticos, alguien
podría llegar a la conclusión de que la advertencia de Ciudadanos,
realizada por Marín y refrendada por su jefe de filas, Albert Rivera,
cambia sustancialmente el panorama de posibles pactos tras los comicios.
¿Pero por qué casi nadie les cree? Quizás la respuesta no sea
complicada. Dijeron exactamente lo mismo en las elecciones de 2015 y han
sido durante tres años la muleta del PSOE para sustentar su precaria
mayoría parlamentaria en Andalucía.
Se atribuye a Jacques Chirac, que fue presidente de la
República francesa y un cínico de cuidado, una frase que explica bien lo
que les estoy contando: "las promesas sólo comprometen a quienes se las
creen". Y va a tenerlo difícil Marín y Rivera para sostenerla y no
enmendarla en el tiempo, sobre todo cuando hasta más de un dirigente de
su partido se veía ya con el traje de consejero de la Junta en el
próximo Gobierno de coalición con Susana Díaz. Es lo que tienen las
promesas, que se confunden las que se hacen entre ellos y las que se les
hacen a los votantes. Entre incumplir una promesa sin pudor o mentir
descaradamente hay, a veces, una línea de separación tan fina que
resulta imperceptible. Como el tiempo pone a cada uno en su sitio, habrá
que ver de qué lado cae al final tanta proclama grandilocuente.
En la historia de España hay un amplio catálogo de
piruetas políticas que tienen a un tal Diego como principal
protagonista, ese de donde dije digo, digo Diego. Y las hemerotecas
están llenas de argumentos que sirvieron para decir una cosa un día y
sostener varios meses después la contraria. En Andalucía, aún no ha
comenzado todavía oficialmente la campaña, pero ya tienen todos fijados
su posición inicial. Han dicho digo, pero quedamos todos a la espera de
lo que dirá Diego tras el recuento de las papeletas. De momento, además
de Ciudadanos y su no está vez sí que es no, las posiciones de salida
son las siguientes. El PP ha dicho que las elecciones son un referéndum
con dos únicas opciones: elegir entre 40 años de socialismo o "abrir
las puertas para construir una alternativa de Gobierno". Cuando Juanma
Moreno habla de alternativa de Gobierno se refiera a un acuerdo con
Ciudadanos, ya que es consciente de que en solitario no le alcanzarán
los números. Lo que no dice es que el referéndum también es para su
liderazgo: o alcanza la presidencia de la Junta o lo mandan de vuelta a
Madrid.
La líder de Podemos, Teresa Rodríguez, avanza que con
el PSOE, en general, o con Susana Díaz, en particular, "ni muerta"
formará parte de su Gobierno. Aunque también dice no se quedará de
brazos cruzados si puede impedir que la "derecha" en Andalucía alcance
el poder, dejando la puerta abierta al apoyo a una investidura sin
pacto de Gobierno y acuerdos puntuales. Ante este panorama, la candidata
del PSOE, convencida de que ganará los comicios, pero no dispondrá de
mayoría absoluta, ha manifestado su deseo: "Un gobierno en minoría ".
Dice que ni entrará Podemos ni quiere estar supeditada a Ciudadanos,
aunque esto último lo dice con la boca chica.
Tanta palabrería nos lleva de nuevo al inicio, a que
los políticos no aprenden de James Bond y su nunca digas, nunca jamás.
Si todos los partidos coinciden en que no habrá ninguna formación
política que obtenga mayoría absoluta, pero que las ganará el PSOE. Si
nadie quiere pactar con nadie, ni nadie está dispuesto a ceder en nada,
apenas quedan dos escenarios posibles: que serán los comicios de donde
dije digo, digo Diego; o que habrá que repetirlos. Claro que existe otra
posibilidad: la de no creerles en sus proclamas iniciales. Y me da a mí
que en eso estamos la mayoría de los votantes.
Publicado en Málaga Hoy. Con ilustración de Daniel Rosell.
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