Susana Díaz y la ley de los números pequeños







El 19 de abril del año 1999 el por entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, convocó una conferencia de prensa a las 10:15 de la mañana para poner fin a varios meses de incertidumbre sobre un asunto que estaba dominando la vida política en la comunidad autónoma: la posibilidad de que hubiera un adelanto electoral. Cuentan las crónicas que los consejeros del Gobierno, alertados por el responsable de Presidencia, Gaspar Zarrías, se tiraron 48 horas pegados al teléfono móvil a la espera de instrucciones. El hermetismo de Chaves hasta entonces había sido total: ni sí ni no, sino todo lo contrario, decía cada vez que le preguntaban. Y así estuvo varios meses. Aquel día de abril, a la hora señalada, el presidente de la Junta desveló el secreto que llevaba guardando varias semanas: no habría adelanto electoral y no se disolvía el Parlamento. 

Aquel anuncio estuvo rodeado de tanta parafernalia que el periodista Félix Bayón, en ese maravilloso tono irónico con el que aderezaba sus opiniones, se cuestionó en un artículo en El País sobre lo que podría haber sucedido si Chaves hubiera decidido adelantarlas. Decía literalmente: "Ha sido tanta la desmesura -en torno a que no habría adelanto- que si decide convocarlas, a las emisoras de radio no les quedará más remedio que hacer acompañar la noticia con música de fanfarrias y los periódicos tendrán que hacer desplegables sus primeras páginas para que pueda caber la tipografía adecuada a la ocasión". Y seguía: "Si algún día Chaves decide adelantar las elecciones, el departamento de Protocolo de la Junta necesitará inventar una ceremonia más espectacular aún que la usada para anunciar lo contrario".
La ley de los pequeños números no es más que una parodia de la ley de los grandes números
Llevamos en Andalucía tantos meses hablando de un posible adelanto electoral que el día que Susana Díaz se decida finalmente por una cosa o por otra nos va a pasar lo que advirtió hace años Félix Bayón, que no habrá espacio suficiente en los medios de comunicación andaluces para poder dar cobertura a esa buena nueva y habrá que traerse a los guionistas de la Gala de los Oscar para estar a la altura de las circunstancias. Llevamos tantos meses, los políticos y los periodistas, haciendo cábalas sobre los beneficios de una cosa y de la contraria, fijando fechas probables o estableciendo días posibles, que cuando se haga el anuncio -y dará igual lo que se anuncie- parecerá la noticia más importante del año, al menos por el tiempo que se le ha dedicado a ella. 

Los adelantos electorales deberían venir con una advertencia como la que llevan los fondos de inversión. Esa que dice que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. O lo que es lo mismo, que cada elección es un mundo y nada de lo que sucedió en el pasado es determinante sobre lo que puede ocurrir en el futuro. Y en esa advertencia se resumen todas las tribulaciones de Susana Díaz durante estos meses. Sobre todo, en un ambiente político tan volátil como el que se está viviendo en España. Desde hace meses a la presidenta de la Junta, tantos desde el PSOE andaluz como desde su propio ejecutivo, le susurran al oído la conveniencia de adelantar las elecciones autonómicas para aprovecharse del tirón del Gobierno de Pedro Sánchez antes de que entre en caída libre; se complique la situación en Cataluña; se acerquen las municipales a la hora de buscar posibles pactos; o se pueda cerrar la legislatura antes de constituirse la comisión de investigación de la Faffe, entre otros argumentos. 

En el cálculo de probabilidad hay una teoría que se denomina la ley de los números pequeños. Dicen que los humanos no somos estadísticos en nuestros razonamientos, por lo que extraemos conclusiones demasiadas veces con datos insuficientes. Leía hace meses un artículo sobre este asunto donde ponían un ejemplo que lo explica de una manera sencilla. Viajas a un país y a la vuelta sentencias que los camareros en ese país son muy antipáticos, cuando la realidad es que dos camareros te atendieron mal en dos bares de los millones de bares que hay en ese país. O sea, nuestra intuición saca una conclusión errónea con datos insuficientes. Susana Díaz y el equipo de dirigentes que le apoyó para disputarle a Pedro Sánchez la secretaría general del PSOE equivocaron el pronóstico sobre su victoria por la ley de los números pequeños. Pensaron que contando el número de dirigentes y cargos públicos que mostraron su adhesión a su candidatura, la cifra era extrapolable a la de los militantes dispuestos a apoyarla. Y es obvio que la conclusión fue errónea. 

La demora de Susana Díaz por anunciar o no un adelanto electoral en Andalucía posiblemente tenga mucho que ver con lo que le ocurrió en las primarias y esta vez está decidida a tomar una decisión contando con los mayores datos posibles. La ley de los pequeños números no es más que una parodia de la ley de los grandes números. Esta última es mucho más fiable. Se trata de una sentencia matemática que establece que mientras más casos sean observados más fiable será la conclusión a la que se llegue. Si en Andalucía todas las elecciones autonómicas las ha ganado el PSOE salvo una, donde a pesar de no ser el partido más votado, alcanzó el Gobierno; nuestra intuición tiende a pensar que ganará también las próximas. La probabilidad, sin embargo, dice que cuantas más elecciones haya en Andalucía más posibilidades tiene el PSOE de perderlas. Es lo mismo que pasa con una moneda: es más fácil sacar un 100% de caras si se tira tres veces que si se tira 100. Y supongo que el problema de Susana Díaz es que, si llega un día en que el PSOE se lleva un sopapo en Andalucía, no sería lo mismo si ocurre después de que ella, personalmente, decidiera adelantarlas. Como para fiarse, una segunda vez, de los que le susurran al oído. 

De momento, seguimos esperando desde el mismo estupor que mostró en su día Félix Bayón. ¿Realmente es el adelanto electoral la noticia más importante que estamos esperando en Andalucía? Lo digo por lo de ir preparando ya la fanfarria y las portadas desplegables. 


Publicado en Málaga Hoy. Con ilustraciòn de Daniel Rosell. 

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