La prensa y los cuchillos
José Manuel
Atencia
Nunca he
entendido porqué los periódicos regalan cuchillos. De todas las cosas con las
que te obsequia un diario, que son y han sido muchas y muy extrañas, la más
increíble de todas es la de pagar un plus por llevarte, junto al ejemplar del
día, un artilugio para trinchar un filete. Si nunca le he encontrado sentido a
estas promociones, ahora se trata además de un asunto peligroso. Hay días que
el cúmulo de escándalos, sinsabores, idioteces y declaraciones estúpidas
alcanza tal nivel que resulta un riesgo innecesario para la convivencia
democrática entregar al lector, junto al periódico, un cortador de patadas de
acero inoxidable con mango antideslizante.
Es muy
difícil leer que Rajoy está contento con la marcha de la reforma laboral con un
cuchillo chuletero en la mano, que luego hace un ERE la empresa en la que
trabajas y te coge la transcripción de las declaraciones del presidente del
Gobierno con la colección completa, incluyendo afiladores, navajas y cortadores.
Resulta a todas luces inapropiado regalar una navaja panera el día que el
periódico lleva a su portada las ayudas a la banca. Puede ocurrir que esa misma
mañana tengas que ir a tu entidad a
reclamar las comisiones que te han colado durante los últimos meses y te coge
el sofocón con un estilete en el bolsillo y el titular del rescate bancario en
primera. En los tiempos en los que
vivimos, ofrecer una colección de cuchillos a través de cupones en un periódico
es como armar a los ciudadanos ante la que nos está cayendo.
Un periódico
es un arma cargada de presente y una de las obligaciones de la prensa,
metafóricamente hablando, es pasar a cuchillo los abusos del poder. Ya están
los ánimos bastante caldeados, como para darles un arma a los lectores y que
éstos se confunden y la utilicen para participar de la batalla. Algunos diarios
están llenos de artículos de opinión que destilan sangre por sus galeradas, lo
que hace innecesario ofrecer a sus hooligans un artilugio cortante con el que
acompañar una posible discusión callejera. La
indignación del personal y el grado de desafección hacia la clase
política está alcanzando un nivel incompatible con las colecciones de cuchillos,
por eso los periódicos cuando promocionan estos obsequios harían bien en incluir
una advertencia en un suelto que dijera más o menos así: “La empresa editora de
este periódico no se hace responsable de la utilización que hagan sus lectores
de las promociones que regalamos, sobre todo si se hace un uso inadecuado de
ellas”.
Regalar cuchillos
es innecesario en un país con más de cinco millones de parados; con los
recortes en sanidad y educación, o con el caso Nóos, por citar algunos ejemplos
donde la gente estaría dispuesta a utilizar estos instrumentos de precisión
culinaria para cortar por lo sano. En
Andalucía, por situarnos en un plano más cercano, está a punto de salir las
conclusiones de la comisión de investigación sobre el caso de los EREs
fraudulentos y no es plan de que le pille al personal con un cuchillo jamonero
en la mano el día del anuncio.
Puestos a
ofrecer alternativas, resulta mucho más coherente con la crisis que padecemos que los periódicos obsequien a sus lectores
con un curso de alemán, lo que le facilitará el trabajo de los estudiantes
españoles en este país vecino. O, aún mejor, un coleccionable de los Juegos Reunidos
Geyper, como anticipo de lo que será la gran industria de España en este siglo.
Una caja que incluya los principios básicos de la ruleta rusa, el póquer y las
habilidades para ser un buen crupier. El cambio de modelo productivo en España
empieza con Eurovegas y debemos prepararnos para pasar del boom del ladrillo al
negocio del juego en la ciudad del cartón piedra.
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