Los regalos de Cortázar
“Se amañaban contratos en Madrid, Valencia, Baleares y Castilla y León”
Estoy
plagiando a Cortázar. Piensa en esto: cuando te regalan un reloj de 25.000
euros te regalan un pequeño infierno florido, una correa de espinas, un medidor
de tiempo para un calabozo de aire. No te dan solamente un reloj, que los
cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca; no te regalan solamente un reloj que lo
atarás en la muñeca y pasearás contigo. Te regalan –no lo sabes, lo terrible es
que no lo sabes-, te regalan un pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que
es tuyo pero que no puedes enseñar, que hay que esconder con la manga de la
chaqueta pero que luces a escondidas como un niño con zapatos nuevos. Te
regalan la obligación de elegir luego el color de un coche de lujo acorde con
el reloj de lujo. Te regalan el oído para tener un cargo acorde con el coche de
lujo donde lucir el reloj de lujo. Te regalan una cabeza de turco y un marrón
para comerte. La obligación de darle cuerda al que te obsequia. Te regalan una
caja llena de favores debidos. No te regalan un reloj, tú eres el regalado.
Piensa
en esto otro: cuanto te regalan unos trajes con trabilla te regalan un calvario
para el futuro, un hábito que hace al monje, un pijama de rayas para una celda
de mentiras. No te dan solamente un traje, que lo luzcas muy feliz y esperamos
que te dure porque es de buen paño; no te regalan solamente un traje que te
ceñirás con una correa y lucirás contigo. Te regalan –no lo sabes, lo terrible
es que no lo sabes-, te regalan una coraza frente a la decencia y un espejo
frente a ti mismo, algo a lo que tú
creías que no eras capaz de llegar, algo que hay que escurrir como los bultos.
Te regalan la obligación de defender lo indefendible y de justificar lo
injustificable. Te regalan amigos inconfesables y amigos que son más que
amigos. Cuando te regalan un traje te regalan también la obligación de lavar
los trajes sucios. No te regalan un traje, tú eres el regalado.
Piensa
en esto último: cuando te regalan una comisión te regalan un porvenir efímero,
una escalera para alcanzar las más altas cotas de la miseria, un talonario de
cheques donde acumular causas judiciales. No te dan solamente una comisión, que
la gastes muy feliz y esperemos que te dure hasta las próximas elecciones; no te dan solamente una comisión que
esconderás en una caja fuerte, en una bolsa de plástico o bajo el colchón de tu
cama. Te regalan –no lo sabes, lo terrible es que no lo sabes-, te regalan un
pedazo de la frágil democracia y un trozo de desencanto ciudadano. Te regalan
un poco de lo que va quedando de ética y cuatro sobras de estética. Te regalan
un puñado de votos y miles de urnas cada día más vacías. Te regalan la
necesidad de mentir, la obligación de alimentar la mentira para poder
engordarla. No te regalan una comisión, tú eres el regalado.
Y
ahora reflexiona: cuando tú regalas el voto a un corrupto estás regalándole una
patente de corso, una papeleta que esgrimir frente al folio de un sumario, una
garganta con una enorme capacidad para tragar con ruedas de molino. No ofreces
solamente tu voto, que el corrupto lo sume muy feliz y que la justicia no
llegue otra vez demasiado tarde; no ofreces solamente tu voto sino que entregas
tu conformismo ante la corrupción, los escándalos, los atropellos y las
injusticias, a cambio de un cierto bienestar que es irreal, cínico y
asfixiante. Regalas –no los sabes, lo terrible es que no lo sabes-, regalas un
saco de excusas y de coartadas, un pretexto para no rendir cuentas, una defensa
para la cochambre en política, un subterfugio antidemocrático, una estratagema
para el que te roba. Regalas un cazo para comer en la olla de los escándalos,
impunidad para el partido del corrupto ante la desvergüenza, un nuevo argumento
a los que se defienden diciendo que, en el fondo, todos son iguales. No regalas
tu voto a un corrupto, tú eres el regalo.
FIN.
Comentarios
Publicar un comentario