El reto de Susana Díaz

Desde que Julio Verne creó el personaje de Phileas Fogg y decidió escribir La vuelta al mundo en 80 días, nadie había hecho tantas cosas en tan corto espacio de tiempo como Susana Díaz, la que será este fin de semana la nueva líder del PSOE en Andalucía. En poco más de 80 días, la nueva presidenta de la Junta ha logrado darle la vuelta a su imagen pública y pasar del casi anonimato a un referente del socialismo en el futuro. Son tantas las expectativas que ha despertado entre los suyos, que su principal riesgo ahora es defraudarlas. En el ejercicio de la política, hay que tener muy bien puestos los pies en el suelo para no subirse a una nube, ya que el número de halagos es siempre proporcional al escalafón que el líder ocupa en la pirámide del poder. Y ahora mismo, Díaz lo ocupa todo en el PSOE de Andalucía: el poder institucional y ahora, también, el orgánico.
Hace apenas dos años y medio con el PSOE deshecho por los resultados electorales en Andalucía y temiendo lo que podría ocurrir en las elecciones autonómicas se armó un cisma entre los socialistas de Sevilla. La crisis tuvo cuatro protagonistas claves que Lourdes Lucio desgranó en un artículo en este periódico. Eran José Antonio Griñán, Susana Díaz, José Antonio Viera y Gaspar Zarrías. De cada uno de ellos hizo una semblanza en su crónica y así se iniciaba la que dedicó a la, por aquel entonces todavía, secretaria de Organización de PSOE andaluz, Susana Díaz: “Encontrar a alguien que hable bien de ella es difícil. Más temida que querida, Díaz, arrastra una fama de mujer dura, de interpretar siempre el papel de mala de la película desde sus tiempos como responsable de Organización de las Juventudes Socialistas”.
Dos años en política es una eternidad y lo difícil ahora es encontrar a alguien dentro del PSOE que hable mal de Susana Díaz, que ha logrado protagonizar uno de los recorridos políticos más fulgurantes desde la irrupción de Zapatero en aquel conclave socialista donde alcanzó la secretaria general del PSOE con nueve votos de ventaja frente a Bono. Una de las reglas invariables en el socialismo andaluz es que sin el poder orgánico la vida política de un dirigente suele ser inestable, aunque en el caso de Díaz su proceso hasta alcanzar la secretaria general del PSOE en Andalucía ha sido fácil. Desde que alcanzó la presidencia de la Junta nadie ha discutido que sería la líder del partido. Una responsabilidad que está dispuesta a ejercer sin problema alguno de bicefalia, ya que decidió resolver antes del inicio del conclave la principal incógnita de la nueva ejecutiva. No habrá vicesecretario general y ella, personalmente, liderará y dirigirá al PSOE en Andalucía.
Con el congreso de este fin de semana, los socialistas andaluces ponen fin a un proceso exprés de cambio de liderazgo que obligó a un nuevo cambio de Gobierno en la Junta antes de alcanzar siquiera el ecuador de la legislatura. Desde ese momento, Díaz ha alcanzado un enorme protagonismo mediático como dirigente del PSOE, mientras sigue siendo muy menor su relevancia ante los ciudadanos como presidenta de la Junta. Sus consejos de Gobierno, más allá de una sucesión de nombramientos de cargos que van aparejados con los cambios en el organigrama, están vacíos de contenidos o sustentan acuerdos que precisan todavía de un largo trámite parlamentario. Salvo por los Presupuestos para 2014, no se ha producido un debate de calado todavía en el Parlamento, más inmersos los partidos en resolver sus liderazgos internos —el PSOE, con Susana Díaz; el PP, buscando sustituto a Zoido—, que por poner en marcha medidas para mejorar la vida de una sociedad desangrada por el paro y con escasas perspectivas de futuro.
Ese es el reto de Susana Díaz, una vez convertida en líder del PSOE en Andalucía: dedicar sus mayores esfuerzos a ejercer la presidencia de la Junta y darle la vuelta a la comunidad, si no en 80, en los 800 días que restan de legislatura.

Comentarios

Entradas populares