Dostoyebski y el surrealismo.



Vaya por delante que una de mis películas españolas favoritas es Amanece que no es poco. Tengo cierta predilección por el surrealismo y una debilidad por las historias absurdas. Hasta ahora las leía en novelas o las veía en el cine, pero de un tiempo a esta parte la actualidad está superando cualquier ficción. Hoy el periódico SUR de Málaga cuenta la historia del pueblo de Manilva, que lleva tres alcaldes en un mes y todos imputados por corrupción.  La alcaldesa que se ha ido, el teniente de alcalde que le sustituyó mientras tomaba posesión el nuevo, y el nuevo primer edil que arrastra otros pocos sumarios. 

Aunque en asuntos de sinvergonzonerío es muy difícil ya la innovación, los chorizos de ahora siguen teniendo la capacidad de sorprendernos. En la operación de ayer, con 32 detenidos en 13 provincias españoles, los funcionarios corruptos recibían de todo: dinero, vehículos…. Y hasta cajas de Viagra, que es la dádiva más curiosa recibida hasta ahora por un corrupto. Debían de llevar tiempo robando, cuando al final uno termina pidiendo como regalo unas pastillas para que se les subiera algo más que la cuenta corriente.

El caso Monago, es también de Amanece que no es poco. Un tipo que dice que se paga sus viajes personales, y a los dos días devuelve el dinero de los viajes que supuestamente se había pagado él.  Esta historia es buena: un tipo de Extremadura que viaje a Canarias con cargo al Senado y al final, el que dimite es otro que hacía lo mismo en Teruel.

Pero yo, hoy, realmente de lo que quería hablar era de Dostoyevsky.


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