El espetero y la crisis
Un joven de
Torremolinos ha puesto en marcha un curioso negocio. Una especie de Telepizza
pero con espetos a domicilio. Dirán ustedes que el asunto no es nada original,
pero tiene su gracia. El joven no es que te lleve las sardinas a la casa. Es
que te lleva el barco donde se hacen las sardinas. Es una pequeña barcaza
desmontable que este joven mete en una furgoneta y te lo planta en el jardín de
la casa. Por 350 euros, hasta 13 kilos de sardinas te espeta a domicilio.
Ayer me encontré
un cartel en el portal de un edificio.
Tenía el siguiente título: chicos de los recados a cinco euros la hora.
El joven se ofrecía para cualquier encargo, hacer la compra, sacar el perro. Todo,
a cinco euros la hora.
La economía
dejó de estar sumergida y se publicita ahora en las farolas de las calles de
Andalucía, que es actualmente un grandísimo escaparate de todos los oficios que
están afectados por la crisis. En cualquier farola encuentras ahora mismo todo
lo que necesites: desde un fontanero pasando por un albañil hasta los servicios
de un espetero a domicilio.
Con un
millón y medio de parados, empiezan ya a faltar farolas donde colocar todo el
muestrario de trabajos que la gente sin trabajo ofrece por un módico precio. A
lo mejor, esto era el cambio de modelo productivo.
Hace muchos
años que los políticos anuncian en cada legislatura la necesidad de cambiar el
modelo productivo. Pero la realidad es tozuda en Andalucía. Años de fuerte
inversiones públicas no han servido para crear un fuerte tejido industrial ni
una economía sin tanta dependencia del ladrillo.
Ahora mismo,
los carteles en una farola o en el portal de un edificio ofrecen una imagen más
nítida del mercado laboral en Andalucía que todas las estadísticas del Servicio
Andaluz de Empleo.
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