Un año de 30 días

A Griñán y a Valderas les ha pasado en el balance de su primer año de Gobierno conjunto como a los protagonistas de aquel viejo chiste sobre el equipo de natación que volvió de una Olimpiada y le preguntaron al entrenador cómo habían quedado en el medallero: “Ha sido un completo éxito, no se ha ahogado nadie”. El mayor mérito del PSOE e Izquierda Unida, transcurridos doce meses del acuerdo, es que el pacto sigue vigente y todavía no se ha ahogado nadie, a pesar de que llevan un año de legislatura con el agua al cuello: la mayor crisis de la historia, un millón y medio de parados y recortes presupuestarios para reducir el déficit. De momento, la noticia es que no ha habido naufragio, cuando muchos pensaban que el pacto se iría a pique con los primeros oleajes.

El balance del primer año del bipartito se resume fácil. Lo hecho en los últimos treinta días. El decreto para hacer frente a los desahucios y las iniciativas para luchar contra la exclusión social. Durante los once meses anteriores, PSOE e IU dedicaron todos sus esfuerzos a un único cometido: achicar agua. Lo primero que descubrió IU cuando se hizo cargo de las tres consejerías fue que los presupuestos estaban gastados o comprometidos. Sus antecesores habían agotado las partidas en los meses previos a las elecciones y el año se fue esperando que llegara el próximo ejercicio económico.

A esta situación de penuria económica hubo además que meterle las tijeras, con una rebaja sustancial de presupuesto para intentar cumplir con el objetivo de déficit marcado por el Gobierno central. Desde ese momento, la gestión se convirtió en un ejercicio de tapar agujeros, especialmente en Educación y Sanidad, donde se habían abierto importantes grietas presupuestarias y el retraso en los pagos afectaba ya a la propia prestación de algunos servicios. En contra de lo que sostiene la versión oficial, el problema se mantiene y la falta de liquidez está afectando a la gestión de los hospitales y los centros educativos, además de a programas sociales, como le ley de Dependencia, y a las inversiones en infraestructura comprometidas.

El año ha sido un calvario para el empleo. La EPA está siendo el gran dolor de cabeza del bipartito, con un desempleo desbocado que está a punto de alcanzar al millón y medio de personas. Achicharrados por el paro, PSOE e IU han decidido hacer bandera del mantenimiento del empleo público, a pesar de sus compromisos electorales de adelgazar la Administración autonómica y reducir el número de empresas públicas. Si los datos del paro son demoledores, no lo es menos lo que va acumulando la investigación judicial sobre el caso de los ERE irregulares. Un sumario que afecta ya a ex altos cargos, antiguos dirigentes sindicales, abogados y empresas de asesorías que presuntamente se enriquecieron con parte de las ayudas que estaban destinadas a paliar los efectos del drama del paro en Andalucía.

PSOE e IU han necesitado un año de gestión para alcanzar el último mes con varias propuestas “modestas, pero atrevidas e incómodas”, en palabras de Griñán. “Unas medidas que abren un camino a políticas de izquierdas para minimizar los efectos de los ajustes y defender los servicios públicos”, dijo Valderas hace unos días. Fue IU quien le lanzó a Griñán el flotador que le permitió mantener la presidencia de la Junta y es ahora está misma formación política, con sus iniciativas sociales, la que está permitiendo que el PSOE saque la cabeza a flote en este tsunamieconómico. Si habláramos de una prueba de natación, podríamos resumir el primer año de legislatura en Andalucía diciendo que en el equipo de Gobierno todavía no se ha ahogado nadie, mientras que en la oposición ya ha naufragado el capitán que colocaron para dar el relevo a Arenas. Zoido se colocó la medalla de su ciudad y han bastado doce meses para anunciar que no va a participar en la competición regional.

Comentarios

Entradas populares