Pacheco y el tiempo

Pedro Pacheco tiene 64 años y casi la mitad de ellos lo ha vivido en primera línea de la política. Gobernó en Jerez durante 24 años y fue candidato a la alcaldía de esta localidad gaditana en hasta nueve ocasiones. Ha sido máximo dirigente de hasta cinco formaciones políticas, entre ellas del PA, de la que fue expulsado hasta en dos ocasiones. A su larga trayectoria municipal, suma también varias etapas de diputado provincial, de diputado en el Parlamento Andaluz y de eurodiputado. Su trayectoria es el paradigma de uno de los males de la clase política en España, la de aquellos que convierten la actividad pública en una profesión de la que no salen nunca.

Cuando Pacheco conoció la condena por enchufismo impuesta por la Audiencia de Cádiz aseguró que en la sentencia "lo que subyace es un deseo de acabar con pacheco política y personalmente". Es obvio que no es cierto, Pacheco acabó con Pacheco hace bastante tiempo, posiblemente cuando decidió continuar con su actividad política contra viento o marea; o contra la pérdida de votos y la pérdida de prestigio, por decirlo de otra manera.

Pacheco ha sido condenado a cuatro años y medio de cárcel. La sentencia considera probado que colocó a dos cargos de confianza sabiendo que con ello incumplía la ley. Puede parecer una condena exagerada, sobre todo si se compare con otras sentencias recientes que se han saldado con condenas muy inferiores y donde se saquearon varios millones de euros en dinero público. Tampoco resiste la comparación con el listado de tramas de corrupción que siguen investigándose y por las que nadie ha ido todavía a la cárcel, a pesar de que algunas partes han sido ya juzgadas.

Sin embargo, los hechos que se imputan a Pacheco no son menores. El histórico dirigente andalucista colocó a dos compañeros de partido en las empresas municipales. Dirán ustedes que como hacen los cargos públicos en todas las instituciones de España. Pero, en su caso, lo hizo al margen del pleno municipal y sin dar cuenta de ellos a los consejos de administración de las propias empresas donde fueron contratados. Uno de los asesores apenas acudió nunca por su puesto de trabajo. Del otro, no existe ni un único documento por escrito su labor como asesor. Todos sus asesoramientos fueron verbales, dijo en el juicio.

La sentencia estima que Pacheco cometió un delito de prevaricación y otro de malversación. Y esas son las penas que estima el código penales para los hechos que se consideraban probados.

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