El día que Bendodo anunció que se podía pactar con todos

nos pilló distraídos a los periodistas, inmersos como estábamos en saber qué pasaba con la huelga de limpieza en Málaga, acribillando a los trabajadores de Limasa y extasiados con los golpes de pecho del alcalde en su salida triunfal por las escalinatas del Ayuntamiento como si las protestas no tuvieran nada que ver con su gestión. Es la única excusa que tenemos los plumillas para que haya pasado desapercibido uno de los mayores anuncios políticos que se ha hecho en Málaga en mucho tiempo. Lo hizo el doblemente presidente Elías Bendodo, de la Diputación y del PP. (No me demoro más, que supongo que estarán ya nerviosos por saber a qué me estoy refiriendo). Bendodo dijo: "El PP en Málaga ya es capaz de pactar con cualquier partido político, no solo con Ciudadanos". Y a partir de ahí, cayó el muro del frentismo y se anunció un nuevo tiempo para la historia política de esta provincia.

No fue una frase al azar. Y tenía su contexto: explicar el acuerdo con Izquierda Unida en Pizarra para arrebatarla la alcaldía al PSOE. Fue ese día cuando llegó el gran anuncio, el de poder pactar con todos no sólo con Ciudadanos, "también con Izquierda Unida, con el PSOE e incluso con las fuerzas en torno a Podemos. Por eso no tiene que ser sorpresivo un pacto con Izquierda Unida en Pizarra", dijo Bendodo.

En su frase tiene especial importancia el "ya". El "ya" no es cualquier cosa, es un adverbio de tiempo que mide el instante temporal preciso en el que el PP en la provincia de Málaga anunció que puede pactar con cualquier partido político. "Ya" es a partir de ahora, no antes. Si antes se hizo alguna vez, que se hizo, se llamaba al orden al alcalde de turno por alcanzar acuerdos con los enemigos ideológicos íntimos, e incluso se les abrían expedientes por hacerlo. Ahora, por lo visto, "ya" se puede. O mejor dicho, ya se está capacitado para hacerlo. Ahora cualquier alcalde o concejal del PP en la provincia de Málaga puede juntarse y pactar con quien le venga en gana, sea Podemos, Ciudadanos, PSOE o Izquierda Unida. Todos serán bienvenidos a los nuevos tiempos del Partido Popular en Málaga, siempre que el acuerdo conlleve disponer de una nueva alcaldía en la provincia.

Un acontecimiento de tal dimensión política requiere de un buen eslogan y Bendodo lo expresó de forma muy gráfica: "Lo importante no son los colores, sino las personas". Y eso vale para una alcaldía en Pizarra con Izquierda Unida, como para la presidencia de la Diputación con Ciudadanos. Se acabó lo de la política crea extraños compañeros de cama. A partir de ahora, que cada uno se vaya a la cama con quien le apetezca, que sobre compañías políticas y sobre camas, cada uno tiene sus propios gustos. Lo importante, ahora, son las personas.

¿Y cuál ha sido ese punto de inflexión en la provincia de Málaga para posibilitar este hecho histórico, más allá del acuerdo en una pequeña localidad como Pizarra? Lo explico. Un consenso en Diputación de las cinco formaciones políticas con representación en esta institución -PP, PSOE, IU, Ciudadanos y Málaga Ahora (Podemos). Todos han alcanzado un acuerdo para respaldar el plan extraordinario de inversiones dotado con 24,4 millones de euros en los 103 municipios de la provincia. Y allí estaban todos, en una foto conjunta con escasos precedentes en este organismo supramunicipal. Ha sido que planeara sobre las diputaciones la polémica sobre la necesidad de su desaparición, para que todos los partidos -incluido PSOE y Ciudadanos en Málaga, cuyos líderes han pactado hace unos días la necesidad de que estas instituciones sean eliminadas- se hayan juntado para anunciar un acuerdo conjunto y lo bueno que es para los pueblos el consenso de todos. No faltó casi nadie, solo el representante de Podemos que se excusó de no poder estar en un momento tan histórico. Y todos elogiaron este paso de gigantes. Habló el portavoz socialista, Francisco Conejo, sobre la "utilidad de las diputaciones" a los tres días de que su líder nacional, Pedro Sánchez, acordara con Albert Rivera un acuerdo de Gobierno que incluye su desaparición. Y allí continuó el portavoz de Ciudadanos, Gonzalo Sichar, felicitándose por algo que, a su juicio, pone por delante el interés de los pueblos sobre los partidos, en momentos de tanta convulsión política en España. O sea, fuera los colores, y bienvenidos las personas y los pueblos, que, a estas alturas de la democracia, todavía nos tenemos que felicitar sobre el hecho de que las inversiones públicas se repartan con criterios de necesidad y no de manera partidista.

Yo creo, sinceramente, que no se le ha dado la importancia que tiene a estos dos hechos históricos en Málaga. De un lado, al descubrimiento del PP de que se puede pactar con todos. De otro lado, al descubrimiento en la Diputación de que el consenso entre los partidos es vital para el organismo. A este paso, cualquier día descubrimos en Málaga que la política no se hace desde las trincheras y que la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos está por encima de la mejora de la calidad de vida de los representantes políticos. Y ese día será ya el salto definitivo para que desde la provincia de Málaga se abandere los nuevos tiempos de la nueva política en España, tengamos por fin Gobierno en el Estado y todos podamos pactar con todos, porque las personas están por encima de los colores.



Ya puestos a pedir sorpresas, cualquier día en Málaga sale un dirigente del PP de la provincia, como ha sucedido en Murcia, pidiendo un paso atrás de Francisco de la Torre. Perdón, quería decir de Mariano Rajoy.

Publicado en Málaga Hoy. Con ilustración de Daniel Rosell. 

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