En el PP nadie va a la tintorería

A veces, el mejor sondeo es la actitud de un dirigente en campaña. Juan Manuel Moreno Bonilla empezó a ser el candidato del PP a la presidencia de la Junta en el debate frente a Susana Díaz y Antonio Maíllo. Hasta ese día, una buena parte del partido apenas creía ni en sus posibilidades ni en su futuro. Y su precampaña era la de un dirigente asistido los fines de semana por Rajoy y sus ministros. Moreno Bonilla ha crecido más en la campaña que en los sondeos. Como los demás candidatos, también lo han hecho sus promesas. Y esto último, en él, será determinante para saber cómo marchan las encuestas internas.

En las anteriores autonómicas ocurrió un hecho curioso con las promesas del PP. Javier Arenas dedicó la primera semana de la campaña a anunciar compromisos y la segunda a rebajarlos. Las encuestas le eran tan favorables que sus promesas se volvieron borrosas. Lo contó la redactora que siguió la campaña en EL PAÍS. Y allí donde decía Arenas que “cuando sea presidente haré…”, sus declaraciones mutaron por “pondré todas mis energías para….” o “lucharé por…”.

Arenas estaba tan convencido de la victoria que dejó de hacer promesas a los andaluces y se las empezó a hacer a sus compañeros. A uno le prometía una Consejería, a otro una Dirección General y a otro un puesto en la Cámara de Cuentas. Y así hasta que llegó la noche del recuento. Al hotel contratado para festejar la histórica victoria entraron dirigentes con sonrisa de altos cargos y a media tarde tenían todos cara de otra legislatura en la oposición. Esa fue la gran frustración que provocó Arenas: dejar a muchos compañeros con la foto de familia sin mesa de despacho donde colocarla y los armarios llenos de trajes de consejero recién planchados, pero sin acto de investidura donde estrenarlo.

Aquel planchazo es hoy la gran ventaja de Moreno Bonilla. Perder entra en los planes y ganar sería una sorpresa. El líder del PP lleva un año en Andalucía y el adelanto electoral le cogió haciendo el traslado desde Madrid. Su campaña empezó a lucir tras el debate, pero no es fácil que le alcance la dinámica para llevar con posibilidades a las urnas. De momento, al contrario de lo que hizo Arenas, sigue haciendo promesas, por lo que es poco probable que un solo dirigente de su partido haya llevado todavía el traje de las victorias a la tintorería.

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