Casado eligió un mal día para volverse moderado








Una de las primeras imágenes del debate fue la de los cuatro candidatos paseando por un pasillo de TVE, acompañados de sus cuatro asesores. En total, ocho hombres.  Una imagen quizás ilustrativa del debate, pero poco representativa de la sociedad.

En la primera intervención, en una ronda de apenas cuatro minutos, ya teníamos una recopilación de todo los clásicos de esta campaña: los independentistas, Torra y Otegui, las derechas y la España que se rompe.  Y hasta una novedad antigua: la corrupción. 

Los candidatos entraron al debate dando la impresión, que más que preparar los argumentos con sus asesores, venían de un gimnasio de hacer pesas y el primer golpe había que darlo en la frente.

Bueno todos, menos Pablo Iglesias. El líder de Unidas Podemos dejó la chaqueta y la corbata en casa, pero se trajo la Constitución.  Aunque era el único que llevaba los puños de la camisa remangados, fue el que más se alejó de la confrontación.

Una foto para enmarcar.

Rivera estuvo mucho más duro que Casado, que ya es decir. Fue lo más llamativo del debate: el tono calmado de Casado, frente al mucho más nervioso de Rivera.  Casado eligió un mal día para volverse moderado.

El líder de Ciudadanos  llegó a  sacar una foto de Sánchez y Torra y la dejó en el atril, como el que coloca una foto de los hijos en la mesa de su despacho para que todo el mundo la vea durante todo el tiempo.  Claro que a Casado le duró el tono tranquilo lo que tardó en salir el tema de la territorialidad. El conflicto catalán unió a Rivera y Casado frente a Sánchez. Hablaban prácticamente a la vez  y con los mismos argumentos.  

Y Sánchez se defendió. Y lo hizo con un asunto que no había salido en campaña: la corrupción en el PP. Y la corrupción es asunto es muy pesado, incluso para Pablo Casado. En contra de lo que todos suponíamos, Vox no tuvo tanto protagonismo en su ausencia del debate.  Sánchez lo sacó, pero estuve en el ambiente mucho menos presente de lo que todos esperaban.

Un debate pendiente de otro debate

Un debate no es ni un partido de fútbol ni un combate de boxeo, por eso suele haber tantos ganadores como participantes. Para los convencidos, ganan sus candidatos. Para los indecisos, no suele ganar ninguno. El debate fue anoche, como la propia campaña, de trazo gordo. Esta noche se celebra el segundo. Y algunas veces, segundas partes son buenas.

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