Un programa para no asustar
Ni autodeterminación ni un 155 con carácter permanente. Está todo tan crispado que la primera premisa del programa del PSOE no es lo que va a hacer, sino negar lo que los otros dicen que estarían dispuestos a hacer los socialistas si repiten en el Gobierno. El programa está cargado de propuestas, pero seguimos instalados en el monotema: la crisis territorial de Cataluña. De seguro, uno de los principales problemas de España. Pero, sin duda, hay otros muchos que afectan a los españoles y para los que apenas nos van quedando huecos en este tedioso debate.
En esta campaña no hay
mejor teoría política que la de agarrarse a una idea y no soltarla. Da igual
que esa idea sea un disparate. Claro
que debe ser un disparate que cale en la ciudadanía. Los partidos han dispuesto
dos marcos para el debate: el Gobierno del PSOE con los que quieren romper
España; y el gobierno de las tres derechas que nos trae una involución. Por
eso, más que presentar un programa, el principal interés del PSOE ayer fue
intentar salirse del marco.
En España hay una larga tradición de votar a la inversa, por eso en las
campañas apenas se pide el apoyo hacia el partido que cada uno representa, sino
que se trata de infundir el miedo de votar al contrario. Toda idea, por pequeña
que sea, hay que aderezarla con miedo. Del miedo a que nos quitaran la pensión,
hemos evolucionado al miedo a romper España; al miedo a gobernar con los amigos
de los terroristas; al miedo al volver al pasado, o al miedo a hundir el país,
entre otros muchos miedos.
De ahí que siempre volvamos al mismo sitio: la primera cualidad de un
programa electoral tiene que ser la de no asustar a nadie. O sea, la de no
provocar miedo. El PSOE ha hecho un programa que lo mismo sirve para
arreglar un roto por la izquierda que, si se tercia, apañar un descocido por el
centro.
Y la campaña
va acumulando sus primeras víctimas
La primera víctima de la campaña fue la moderación, cuyo sepelio se
celebró hace muchos meses. La segunda es el sentido del ridículo, que sigue
todavía de cuerpo presente. Ayer desapareció la agencia de viajes que el PP
había instalado al lado de la sede del PSOE para denunciar la afición viajera
del presidente Sánchez. De inmediato emergió una nueva valla de Ciudadanos para
denunciar la afición pactista del candidato del PSOE.
En la batalla por quedar segundo, lo que suelta Casado lo recoge Rivera. Y al revés. O eso creen ellos. ¿Quién sabe? Cuando se pierda la moderación, se corre el riesgo de que otros se lleven el voto de la frustración.
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