La campaña, con media España de vacaciones y la otra mitad de procesiones.







Si ya es difícil sostener una campaña electoral por el cansancio acumulado, más difícil resulta hacerlo en un país con la mitad del personal disfrutando de unos días de vacaciones, y la otra mitad pendiente de las procesiones. Malos tiempos, estos días de puente, para la lírica política, con la gente más atenta al cielo que a la campaña.
Quizás como resulta complicado que se escuchen los mensajes entre tanto ruido de tambores y cornetas, a los líderes políticos no les queda más que dos opciones hasta que termine el puente: gritar mucho más todavía o centrarse en un único tema. Ayer los candidatos optaron por lo segundo y hablaron esencialmente de un tema: del debate sobre el debate. El PSOE resolvió pronto  su primer dilema optando por ir a Televisión Española,  pero como AtresMedia mantiene el suyo y los otros partidos han anunciado que irán, Pedro Sánchez tendrá que resolver un segundo dilema o dejar su silla vacía.
En definitiva, que el debate sobre el debate pone en riesgo el debate. 

El PSOE ha perdido su escenario preferido en el debate.

Justo el que incluía a VOX junto a PP y Ciudadanos.  Claro que mantener una campaña con el fantasma de VOX como un argumento esencial tiene su riesgo. No tiene más que ver lo que le ocurrió a Susana Díaz en Andalucía.
Por cierto, hablando de VOX, que tiene la piel de la crítica muy fina. Los periodistas que desvelaron el chat donde reconocían que la ausencia en el debate les podía venir muy bien, han sido expulsados de la cuenta. A VOX le interesan poco los debates, pero menos todavía los periodistas.

Estirando el chicle

A falta de nuevos argumentos que proponer y de personal dispuesto a escucharlos, los partidos estiran el chicle de las polémicas de siempre. 

No dejar de ser una señal del clima en el que está instalado la campaña la insistencia de Ciudadanos y el PP por conseguir del PSOE un pronunciamiento sobre si un gobierno socialista indultaría a los líderes independentistas catalanes. Esencialmente porque ni ha terminado el juicio ni, como es obvio, se ha producido condena alguna. Los partidos de la derecha saben que a Pedro Sánchez y a los dirigentes socialistas les incomoda esta insistencia y por ello, preguntan y preguntan.
En esta campaña nadie parece dispuesto a desaprovechar una situación incómoda del contrario. La desafortunada pregunta de Cayetana Álvarez de Toledo en el debate cuando se hablaba de la violencia machista y donde puso en duda el no es no, provocó ayer un aluvión de comentarios en su contra. 

Las polémicas las estiran todos. Y también hay quienes lo aprovechan todo. Ayer Casado recurrió a su valor seguro hasta con la detención del joven detenido en Marruecos y que tenía intención de atentar en Sevilla. Está siendo una campaña extraña. Además de los polideportivos, tenemos un nuevo escenario para los actos electorales: las ruedas de prensa de políticos desde la cárcel.

Ya lo decía Manuel Alcántara, un maestro de columnistas que falleció ayer a los 91 años de edad: “Como en los regímenes democráticos  están prohibidos los golpes de estado, los partidos se dedican sus esfuerzos a dar golpes bajos”.

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